La música es y siempre ha sido una de las formas más bellas y efectivas que tiene el ser humano para expresar todas aquellas cosas que alguna vez se han sentido, vivido o sufrido. Hoy en día, sin embargo, cantar no solamente es una simple pasión, sino el medio por el cual muchos jóvenes talentosos y en situación vulnerable usan para poder salir del infierno en el que, por azares de la vida, les ha tocado sobrevivir.
El reguetón, uno de los géneros más populares y a la vez más criticados, ha sido en estos últimos años el encargado de salvar de las garras de la delincuencia, la drogadicción y las pandillas, a cientos de muchachos que hoy en día facturan cifras inimaginables, generando a la vez cientos de empleos que, seguramente, han sido el salvavidas de muchas familias en una situación difícil. Veamos el caso de Ramón Ayala, o “Daddy Yankee”, quien en su juventud era uno más de los habitantes del Sub-Barrio Obrero en Puerto Rico. Destinado a no ser nadie, por azares del destino fue descubierto por un Disc Jockey, quien ve en él algo especial y le ofrece una mano para salir adelante. Hoy en día, y gracias a la música urbana y el reguetón, Ramón Ayala es una personalidad mundialmente reconocida.
Nick Rivero, mejor conocido como Nicky Jam, también ha sabido lo que son las bondades del reguetón. Siendo muy joven, tuvo la oportunidad de llegar rápidamente a la cima del éxito; sim embargo, y debido a la falta de madurez para asimilar lo abrumador que puede ser la fama, Nick desgraciadamente cayó en el mundo de las drogas. Sin embargo, gracias a su ímpetu y en especial al reggaetón, este muchacho pudo esquivar lo que habría podido ser un negro final. La pregunta que habría que hacerse es: ¿qué hubiese pasado con Nick sin el reguetón?
Son muchos los ejemplos que se puede citar para de alguna forma reivindicar el reguetón y resaltar sus bondades. Obviamente, las letras de algunas canciones son demasiado explícitas, con contenido sexual y violencia explícita. Sin embargo, de qué más pueden cantar o “rapear” unos muchachos que han vivido rodeados de pobreza, desigualdad e injusticia. Desde un punto de vista personal, prefiero mil veces escuchar malas palabras en una canción, que ser asaltado por alguien que hubiese podido ser un exitoso cantante, pero que no lo fue, debido a la extrema mojigatería de la sociedad.
Ps: Los invito a ver la película de Ramón Ayala, llamada “Talento de Barrio”, o a escuchar la canción “Palabras con sentido” del mismo artista.
