Debo reconocer que el asumir ver una película comercial de gran impacto mediático, implica, en mi caso, una serie de factores que derivan en elementos definitorios como: gran reparto, director, tal vez una atmósfera visual que prevea una experiencia o un contundente soundtrack.
Mi última aventura cinematográfica ha sido un episodio reflexivo, más que contemplativo, y lo particular de este curioso acontecimiento, es que se derive del improvisado acto intempestivo de asistir a la proyección del film poco meritorio y excesivamente capitalista como lo es: Escuadrón Suicida del director David Ayer.
En esta ocasión, mi particular designio implicó, sin ningún cuestionamiento previo, el hecho de la gran expectación que supuso la participación del interesante Jared Leto como el emblemático nuevo Guasón; debo reconocer que sucumbí de manera desprovista al embrujo visual proclamado por los medios de comunicación: como la reciente gran actuación del tan alabado chico hipster, que acorde a sus acertadas y estupendas actuaciones en Requiem for a Dream, Chapter 27 y Dallas Buyers Club; y de su innegable talento creativo como líder del grupo musical 30 seconds to Mars; generaron poca duda sin miramientos en la decisión que asumí sin contemplación, de acudir a la sala de cine.
Debo expresar que el desventurado film no recae sobre Leto y sin duda, fue mejor así, su disfuerzo actoral como el guasón es simplemente una absurda expectativa generada en una visualidad preconcebida para una editorial de Vogue, enfrascada en un estilismo tan vociferado asertivamente, que inevitablemente se diluye de manera estrepitosa y lamentable a los pocos minutos de la proyección, el nuevo guasón, ni es épico ni llega a los talones del mítico performance de Heath Ledger en the Dark Knight de Christopher Nolan (2008); es concluyentemente un abrupto sofisma.
Es también poco meritorio desconocer además en Escuadrón Suicida, las confundidas y desabridas atmósferas visuales ideadas para la siempre convulsionada Ciudad Gótica, si bien otros intentos de creación como los de Tim Burton en Batman Returns (1992) o en las alabadas versiones del hombre murciélago de Christopher Nolan en (2005),(2008), (2012), logran una estética propia, acá el precario universo ideado se fusiona con una desanimada e impersonal banda sonora aderezada aburridamente entre otras, con melodías de Eminem y Quenn y con forzadas y frágiles actuaciones de un elenco pretencioso y anodino encabezado por Viola Davis, Cara Delevingne, Will Smith, Margot Robbie.
Es un hecho categórico que no valen las quejas frente a una película de este estilo, pero sin duda la ficción de superhéroes en algunos momentos genera ciertos elementos cinematográficos que derivan efectos incontenibles; sería inadmisible, desconocer el encanto que produce ver Advengers, tan solo por la genial actuación de Robert Downey Jr, tan atractivamente sarcástica como inevitablemente irreverente o no contemplar el bello trabajo visual reflejado en cintas como Captain America The first Avenger (2011) o Thor (2011), la conclusión es inusitada, debemos tener la disciplina y la inquietud de ir a cine, es un momento de experiencia que sin importar el film, comercial o no permite siempre idear y cuestionar, nunca será para bien o para mal una experiencia suicida.