¿Qué pasa si gana el NO en el Plebiscito?

¿Qué pasa si gana el NO en el Plebiscito?

"Los detractores de la Paz en Colombia usan, por lo menos, 6 argumentos. ¿Serán válidos?"

Por: Carlos Arturo Gutiérrez Rodríguez
agosto 04, 2016
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¿Qué pasa si gana el NO en el Plebiscito?

¿Qué pasa si gana el NO?

Hace un par de semanas la Corte Constitucional dio el visto bueno al plebiscito como mecanismo de refrendación de los acuerdos con las FARC. Sin entrar en detalles sobre las implicaciones en materia de derechos que tal decisión trae consigo. A continuación, analizo 6 argumentos utilizados a favor del NO.

  1. Anotaremos un gol a las clases dominantes, que quieren imponernos una falsa paz.

Esta posición pone en el mismo costal el justificado descontento que produce la clase política y las negociaciones. Si gana el NO, estaríamos anotando un gol en portería propia. Estaríamos dejando pasar una oportunidad única de poner fin a un conflicto que seguramente desembocará en una guerra larga y decantada, que aumentaría las ya aterradoras cifras de víctimas del conflicto ¿No son suficientes ya más de 8 millones de víctimas como para seguir prolongando la guerra indefinidamente, simplemente porque en esta oportunidad se trata de una propuesta del establecimiento y de esa clase política que se alimenta de nosotros los trabajadores? Pues bien, pienso, sin tener la menor cercanía a las políticas de Santos, que esta es la primera situación en la que efectivamente la clase dominante estaría trabajando en pro de un objetivo común.

  1. Evitaremos que el país caiga en manos de los terroristas, a quienes se les premiará por haber hecho el mal.

Tal alboroto tiene asidero en la posibilidad, aún sin definir, de que los guerrilleros que dejen las armas puedan participar en el escenario político. En ese sentido ¿No es el objetivo de la democracia dar cabida a todas las voces en el escenario político?, ¿No fue la apuesta de la Constitución de 1991 construir un país incluyente, donde las decisiones se tomen sobre la base del diálogo?

Por supuesto, el problema aparece cuando se utiliza la violencia como vehículo para hacer eco de la posición política, práctica utilizada por las FARC desde su nacimiento y que aún hace parte de nuestro diario vivir, donde quien tiene razón es quién más fuerte grita, quién se pone más bravo, quién logra humillar al otro y quién se muestra más macho.

En realidad, votar NO, significa retrasar indefinidamente la posibilidad de tramitar las diferencias políticas a través del diálogo y no de las armas. A través de mecanismos más racionales. A fin de cuentas, quien no quiera ver a la guerrilla en el congreso, sencillamente que no vote por ella.

  1. Derrotaremos la impunidad que viene detrás de los acuerdos.

En efecto, existe un “amparo” judicial, pero este se da sobre los estándares del Derecho Internacional a través de la figura de la justicia transicional, que funciona y ha funcionado como un sistema jurídico que está dispuesto a bajar los estándares punitivos con el fin de salvaguardar los derechos que abiertamente se violan en el marco de los conflictos armados.

Las penas alternativas restaurativas a las que se verán sometidos los guerrilleros que se acojan al proceso contemplan el desarrollo de labores de re siembra, desminado, actos de reconocimiento y perdón, que avanzan hacía la reparación integral de las víctimas. ¿No son menos impunes estas medidas que una simple prisión? No veo cómo puede haber impunidad allí, cuando se persigue un sentido de justicia en el cual los criminales buscan enmendar sus errores y retribuir algo a la sociedad, en lugar de hacer las veces de parásitos encerrados en una cárcel. La decisión es sencilla ¿se prefieren penas alternativas o más muertos?

Adicionalmente, los acuerdos contemplan penas que van hasta los 20 años de cárcel si se comprueba la participación en delitos de lesa humanidad. ¿Se puede seguir hablando tajantemente de impunidad?

  1. Evitaremos que los guerrilleros sigan haciendo el mal, pues quien es delincuente lo será por siempre y obviamente se pasarán por la faja lo escrito en el papel.

A mediados del siglo XIX, Ferdinand Lassalle hace una apuesta por definir qué es una constitución y concluye que existen dos: Una escrita y otra real, una ideal y otra que opera y se manifiesta. Lamentablemente, la historia colombiana nos enseña que mientras la jurisdicción avanza en una dirección, la práctica va en otra.

Sin embargo, es preferible dar una oportunidad a que existan los referentes formales, pues por lo menos contamos con el instrumento jurídico que permitirá reclamar y tener un punto de referencia. Honestamente, creo que es posible que los acuerdos se queden en documentos firmados, pero justamente corresponde a esa ciudadanía que se muestra reacia a creer que los acuerdos puedan materializarse, la tarea de verificar que sus reclamos se hagan efectivos.

Es esa ciudadanía que cree que la negociación desembocará en la firma de papeles inservibles, como tantas leyes que existen solo para no ser cumplidas, es quien debe hacer sentir su descontento ante la evasión de la ley en la práctica, no sesgando y votando con desesperanza por un NO que hará que asumamos perdida una batalla sin siquiera tener la oportunidad de pelearla.

  1. Evitaremos que se mofen de las Fuerzas Armadas.

El actual proceso intentó aprender de los errores del pasado, uno de los más grandes fue el cometido por el expresidente Andrés Pastrana, al negociar sin tener en cuenta a las Fuerzas Militares. En esta oportunidad, las Fuerzas Armadas de Colombia tuvieron una vocería relevante durante el proceso de negociación.

  1. Evitaremos que se gasten el dinero de nuestros impuestos en beneficiar a unos delincuentes.

Quiero recordar que las balas que se disparan en los combates, y los recursos para alimentar la guerra salen también de las arcas comunes. El conflicto no es gratis, al contrario, ha costado 21,5 billones de pesos al año . Solo para tener un referente de lo que podría hacerse con este dinero en un eventual escenario de postconflicto, Isagen fue vendida en 6,5 billones de pesos con la promesa de ser el dinero suficiente para construir todo un entramado de carreteras de cuarta generación que modernizaría el país.

¿No es preferible invertir en un mejor futuro que seguir desperdiciando tal cantidad de dinero en los años venideros, teniendo la oportunidad de poner un fin en el futuro cercano?

Para terminar, quisiera recordar que nuestro sistema legal reconoce como un derecho fundamental de la infancia la obligación de protegerla ante conflictos armados. Si gana el NO, estaríamos descaradamente desconociendo el derecho fundamental que tienen los niños y las niñas de estar al margen del conflicto armado.

Infórmese y tome una decisión consciente.

@CarlosAGutRod

 

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