Una vez terminada la horrible noche de un conflicto ambiguo y carcomido por la evolución de un mundo moderno, muchos colombianos pensaran que entraríamos en un periodo nuevo de nuestra historia. Es posible que sí, pero ¿Cómo poder entender que seguiremos viviendo una terrible pesadilla en medio de un mundo real de abandono, desigualdad e injusticia?
Arrancar de los brazos de la guerra a muchos niños que hacen arte de las filas guerrilleras es uno de los puntos principales de la negociación. ¿Pero se han preguntado cuántos miles, que no hacen parte del conflicto, sucumben en la miseria, como pasa en la Guajira, Córdoba, el Chocó entre otros departamentos?
¿Cómo entender que el Gobierno seguirá propendiendo una Colombia más educada para el 2025, cuando más de 2 mil niños del departamento de Córdoba no han recibido un solo día de clase en lo que va corrido del año? Y qué decir de los miles que aún no reciben la alimentación en las instituciones educativas.
¿Qué se les va a decir a los pescadores de la Ciénaga grande de Ayapel, quienes junto con sus canoas y atarrayas, seguirán viendo cómo todo acaba por la contaminación de sus aguas, incluso la propia vida de sus hijos? Seguirán los activistas y defensores de la vida y el medio ambiente tirándole piedras a la luna, mientras que las multinacionales acaban con la vida de las selvas, ríos y costas de nuestros mares.
Muy seguramente seguirá campeando la maldita corrupción que corroe las entrañas de la sociedad; aquella que le quita el pan a los pobres y pone en la mesa el vino, y el whisky continuará mojando las guayaberas de paño fino y corbatas perfumadas.
Seguirán las marchas campesinas, el clamor de la clase obrera y el grito perdido del magisterio en las selvas de cemento.
¿Cuántos cortes de luz más seguirán aguantando los comerciantes, empresarios y el pueblo de la Región Caribe? ¿Seguirán los barrios humildes y las plazas de mercados plagados de gota a gota o paga diarios?
¿Cuánto tiempo más pasará para que aparezcan los fantasmas de la guerra y le indiquen a un juez sin rostro que la verdadera guerra es contra la pobreza y desigualdad?
El rosario de problemas es grande. Muy grande.