Venezolanos en Colombia: impresiones tras una hora en la frontera

Venezolanos en Colombia: impresiones tras una hora en la frontera

Cerca de 150 mil venezolanos cruzaron el Puente Simón Bolívar en busca de víveres que escasean en su país

Por: Nicolás Gigino Sánchez
julio 18, 2016
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Venezolanos en Colombia: impresiones tras una hora en la frontera
Foto: elpais.com

La frontera de Colombia que comunica a Cúcuta con el vecino municipio de San Antonio del Táchira en Venezuela, estuvo agitada este fin de semana. Sorpresivamente se dio vía libre a miles de venezolanos (cerca de 125.000, según datos de la Cancillería) que estuvieron apostados sobre el Puente Simón Bolívar desde la madrugada del sábado, esperando que se habilitara nuevamente el paso hacia Colombia como había sucedido el pasado fin de semana.

Los rostros de regocijo de nuestros hermanos venezolanos tras arribar a Colombia a comprar los víveres que escasean en su país, compaginaban con la de los comerciantes cucuteños que aguardaban con beneplácito para vender sus productos.

Sin embargo, la cara de emoción se les transformaba en una expresión de incertidumbre, cuando realizaban el cambio de bolívares a pesos colombianos.

Cientos de familias se tuvieron que devolver a su país con lo mínimo, como cuando se hace mercado en una tienda de barrio, no para abastecer la alacena, sino para suplir lo de un par de días  de alimentos.

Al dialogar con Nancy, vendedora de una caseta en la que se ofertaba desde arepas y limonada; productos para el aseo personal; hasta medicamentos cuyos empaques estaban deteriorados, pude registrar la difícil situación que significa para un venezolano mercar en Colombia.

-- ¿A cómo tiene esa bolsita?,  preguntó una venezolana a la vendedora de los múltiples productos.

-- A $20.000 pesos, respondió la comerciante.

Se trataba de 12 desodorantes de tamaño pequeño, cuya marca no es comercial en Colombia y que seguramente fueron traídos  desde Venezuela a través del contrabando.

¿Eso en Venezuela cuánto costaría?, volvió a preguntar la señora.

Con calculadora en mano Nancy hizo la conversión y le dio la cifra en Bolívares.

-- “Está barato” comentó la venezolana. Sin embargo, ese precio debe ser enorme para ella, pues siguió su camino con la actitud de quien quiere, pero no puede.

-- ¿Qué cuestan las arepas?, se acercó un joven venezolano a la caseta.

-- A 1.500 pesos, le respondió la vendedora cucuteña.

El muchacho se retiró sin decir nada. Para él está claro que con ese dinero le alcanza para comprar un almuerzo en Venezuela.

Durante el tiempo que dialogué con la señora Nancy, (la vendedora de productos de higiene, fármacos, arepas y limonadas) una gran cantidad de venezolanos detuvieron su paso para preguntar por alimentos de la canasta familiar, pero al indicarles los precios continuaron su marcha hacia el vecino país.

En varios de los deteriorados empaques donde venían los medicamentos, pude observar que el  precio sugerido estaba en (Bs.) Bolívares, lo que permite deducir que los fármacos también eran provenientes de Venezuela, así como botellas de aceite de baja calidad.

Cada vez que Nancy indicaba el precio de lo que estaba comercializando y los venezolanos daban la vuelta y se iban, la mujer me miraba haciendo un ademán con su boca, como cuando alguien siente pesar por otro.

“Yo los entiendo, esa gente está llevando del bulto y al cambio del Bolívar la plata se les vuelve nada”. Pese a esto, muchos venezolanos indican que comprar en Colombia resulta siendo más económico que hacerlo en Venezuela, cuya inflación es la más alta del mundo y que según el Fondo Monetario Internacional (FMI) llegaría a un 700% este año.

Recursivos, los comerciantes colombianos hicieron pequeños mercados con productos básicos de la canasta familiar como azúcar, café, arroz, harina, granos, aceite, latas de atún, mayonesa, entre otros, para facilitar a los visitantes la compra y el desplazamiento. Cada paquete costaba 25 mil pesos, económico para nosotros, pero muy costoso para ellos.

En el tiempo que estuve observando la situación, (no más de una hora) a los venezolanos se les veía llevando bolsas de mediano tamaño; otros echaban sus mercados en maletas con rodachines, y aunque hubo demasiada burla en redes sociales sobre el tema, los paquetes de papel higiénico de 12 y 18 rollos, son infaltables en las compras. Sinceramente es lo que más se ve.

Aunque el orgullo del pueblo venezolano parece estar pisoteado, pues tienen que cruzar a otro país para conseguir sus productos de higiene personal, ellos tratan de volver a su tierra con la cabeza en alto; sin embargo la tristeza los invade al ver que un gran porcentaje de la mercancía que se les ofrece, fue sacada de Venezuela por mafias de contrabandistas de ambos países para comercializarlos en Colombia.

Pese a esto, el hermano venezolano agradece la deferencia que tiene el colombiano con él, siempre  dispuesto a decirle: “vuelve pronto, Colombia te espera”, como se lee en un gran letrero puesto en la Alcabala, antes de iniciar el paso por el puente Internacional Simón Bolívar que conduce hacia el vecino país al que muchos de sus ciudadanos no quisieran retornar.

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