La respuesta es nada. El ciclista de Cómbita no está haciendo nada mal. Tal parece que el ciclismo es la nueva moda en Colombia y muchos están muy interesados en ir a rueda de ese pelotón y figurar un ratico. Casi la totalidad de las opiniones que leo acerca del Tour de Francia 2016 de parte de mis compatriotas están divididas en dos grandes grupos: quienes creen que la promesa de Nairo está rota porque es un cobarde, una leyenda inventada, etc. Y quienes creen que está rota porque Froome está dopado, que su desempeño es sobrehumano y demás. Francamente no sé cuál me entristece más.
Se trata de un montón de gente que seguro, al igual que yo, jamás se han montado a una bicicleta y pedaleado la mitad de la distancia que constituye una etapa promedio de cualquier gran vuelta como lo es el Tour de Francia, mucho menos al ritmo que corren allá. Un montón de gente que detrás del teclado de su computador o su celular les parece que a Quintana le falta valentía para atacar en los inclementes ascensos de los premios de montaña. No, señoras y señores, éste es un llamado a la mesura y la conciencia. ¿A caso no se dan cuenta que el hecho de terminar una carrera como esa ya demuestra mucha más tenacidad que la que podrá tener cualquiera nosostros?
Probablemente Nairo Quintana es víctima de nuestra ignorancia. A sus 26 años es todavía un joven que debe continuar desarrollándose y que de cualquier forma tiene un palmarés mucho más fructífero que Chris Froome a su edad, corredor que ha tenido todos estos años para cultivar las espectaculares habilidades que lo hemos visto exhibir en los últimos tiempos.
Invito a quienes piensan como el autor de la nota ¡Pantano más grande que Nairo! a que reflexionen y dejen de intentar cosechar rivalidades insanas donde no tiene porqué haberlas. Ambos compatriotas nuestros luchan por dos causas diferentes, casi como si fueramos testigos de dos historias distintas contadas en paralelo. Para él, con el esfuerzo que debe haberle costado llegar donde está hoy, mis más sinceras felicitaciones: Ha tenido el orgullo de dejar el nombre de Cali y Colombia en lo alto de la historia.