SANTIAGO CASTRO CON UNA PAPA CALIENTE
La situación que se vive en el mundo bancario colombiano, así se quiera tapar, supura por muchas hendijas y donde Asobancaria, con Santiago Castro a la cabeza, no se apresure a impedirlo, puede desencadenar o una feroz batalla por la clientela aburrida entre los mismos bancos o, lo que es peor, una pérdida de confianza en el sistema bancario, lo que sería gravísimo. Dos elementos son los causantes: el primero, que el Banco Agrario admitió que hizo negocios con Estraval y Fidupaís y que la revista Dinero admite que hay más bancos en ese escándalo. El segundo, la prepotencia hiriente con que el Bancolombia ha despreciado a sus más de cuatro millones de clientes, y a la misma Superfinanciera, con sus problemas de plataforma, paralizando dos veces totalmente el banco en menos de quince días, sin dar una explicación satisfactoria.
¿SANTOS ODIA AL VALLE O A LOS AZUCAREROS NO MÁS?
Las anunciadas determinaciones de parte del gobierno Santos que afectarán inevitablemente el mercado azucarero y en especial su producción y sus precios, tienen pensando a los vallecaucanos si el rencor del presidente Santos con los azucareros sea también contra el departamento, que gira en un alto porcentaje su economía sobre el cultivo y producción del azúcar. Son tres medidas en muy poco tiempo contra la industria de la caña: 1. El anuncio de rebajar el arancel para la importación del azúcar, precipitando un presunto deterioro del mercado para los ingenios que no han sido capaces de colocar todos sus sobrantes en el mercado internacional. 2. La inevitable medida de permitir la importación del etanol de cáñamo de maíz para cumplirle a USA el TLC, y 3. La gigantesca multa que tuvieron que pagar por manipuleo del mercado interno, son de pronto demasiadas para un negocio que como no es ni tan bueno ni tan eterno ni tan injusto ni tan feudal como lo creen las oligarquías bogotanas, puede venirse cuesta abajo.
REBELIÓN CONTRA TIMOCHENKO
La declaración del Frente 1 de las Farc de no acogerse a lo que Timochenko y el Secretariado han ido pactando en La Habana, no le conviene a nadie, ni siquiera a los disidentes. Los vaivenes de Timo y su grupo de intentar inicialmente un diálogo y después de decretar su expulsión, plantea un delicado problema mediático para Santos y su carroza triunfalista y una opción de guerra atroz dentro de las Farc, donde la desobediencia y la traición se pagan con la muerte. Obviamente, este problema ha surgido porque los negociadores de La Habana olvidaron que no estaban negociando el fin de una guerra militar sino el punto final de un negocio, el de la droga y el oro, y no han determinado todavía quien se queda con el negocio.