El regreso de Pedro Almodóvar

El regreso de Pedro Almodóvar

'Ver 'Julieta', su última cinta, generó en mí una sensación de reencuentro con un director que creí perdido en el absurdo'

Por: Rafael Augusto Rincón Rubiano
julio 12, 2016
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El regreso de Pedro Almodóvar

Sin duda, ver Julieta, último film de Pedro Almodóvar, género en mí una sensación de reencuentro con un director que creí abruptamente perdido en el absurdo cinematográfico, luego de películas como Volver (2006), Los Abrazos Rotos (2009)  y los Amantes Pasajeros (2013).

El año 1987 inicia con una de las obras más celebradas de Almodóvar: La Ley del Deseo, film polémico por su capacidad de adentrarse en una temática 'Queer', alejada al costumbrismo del cine español. Acá las magníficas actuaciones de Eusebio Poncela y Carmen Maura estilizan una particular narración de autor, que empieza a tomar forma y genialidad, la cual encontraría su punto máximo de definición en el siguiente proyecto del director, la afamada  Mujeres al Borde de un Ataque de Nervios (1988).

Mujeres al Borde es punto de quiebre en la carrera del director, quien proyecta su primera nominación al Oscar, en el apartado de mejor película extranjera, e implica la mítica separación con Carmen Maura, como musa y amiga, reforzando, de manera categórica, su figuración en el Star System europeo y norteamericano, llevándolo a tener apariciones mediáticas, como en el polémico documental En la Cama con Madonna  (1990) con todo incluido; el innumerable séquito de chicos y chicas Almodóvar, encabezados por Antonio Banderas, gran fascinación sexual del momento. Almodóvar es, ahora, también una celebridad.

Vendría la década noventera con films más llamativos que contundentes: Átame (1990), Tacones Lejanos (1991),  Kika (1993), La Flor de mi Secreto (1995) y Carne Trémula (1997). Es una etapa artística que tendría, entre otras  particularidades, el  contar con otra nueva musa, Victoria Abril, y la continuidad en pantalla, característica de sus actrices fetiches como Rossy de Palma, Mariza Paredes, Bibí Andersen y de mediáticas colaboraciones como las de Miguel Bosé, Peter Coyote y  Francesca Neri entre otros.

Llegaría el año 1999 y su consolidación como un director de culto se condensaría en su obra cinematográfica más celebrada y notable: Todo Sobre Mi Madre, protagonizada por una magistral Cecilia Roth, acompañada de un inmejorable cartel de actrices no menos relevantes, como la inolvidable Antonia San Juan en el papel del imponderable transexual « La Agrado », Marisa Paredes,  Candela Peña y una incipiente  Penélope Cruz.  Por primera vez todo es perfecto para el magnificado Almodóvar, favor unánime de la crítica,  nominaciones y premios en los Goya, Cannes, Oscar y, lo más importante, el universo Almodóvar es comprendido a plenitud: tiene contundenci y agrupa, de manera estructurada, la dispersión de ideas sueltas, evidentes en los filmes antecesores del director, desprovistos de alguna manera de solidez y argumentación concreta, plenamente camuflados en espléndidas coloraturas visuales, vibrantes bandas sonoras  y en momentáneas secuencias narrativas  de humor inexplicablemente genial y bizarro.

Inicia un nuevo siglo y Almodóvar se expande a la  búsqueda de sofisticadas narrativas como en Hablé con Ella  (2001) , La Mala Educación (2003), La Piel que Habito (2010).La reinvención trae consigo la nueva musa de ocasión; esta vez la cara portadora del del cartel del Deseo Films, es la no tan celebrada Penélope Cruz, quien a pesar de su ya conseguida fama hollywoodense, encarna el performance de manera floja, sobrellevando la más cuestionada y desabrida etapa del director con Volver (2006), Los Abrazos Rotos (2009), y su ínfimo cameo en la absurda y decepcionante película Los Amantes Pasajeros (2013), son una definición de injerencia de popularidad de la actriz española, como chica Almodóvar.

El regreso del legendario director español con su nuevo film Julieta (2016),  genera una expectativa que no decepciona y que rememora de alguna manera nostálgica aquel momento suscitado con Todo Sobre Mi Madre, la película precedida por su aclamación en el Festival de Cannes del 2016, postulado a la Palma de Oro. Es un drama que satisface y su visualidad de incuestionable belleza es eclipsante, contenida en las mágicas e impactantes coloraturas que caracterizan al mundo cinematográfico de Almodóvar. Además, su ambientación musical es enérgica y soberbia, como siempre en cabeza de su estupendo colaborador, el gran Alberto Iglesias, que da un contexto sonoro de una emocionalidad incontenible.

Es interesante resaltar un nuevo elemento que rompe con el sello en el imaginario acostumbrado del director: una fatal melancolía de inicio a fin que se siente de manera desgarradora en las geniales actuaciones de la grandiosa actriz Emma Suarez y de la talentosísima Adriana Ugarte. El recuentro con Almodóvar solo podría sallarse con un épico final, encargado a la siempre extraordinaria y desgarradora Chavela Vargas.  Julieta es definitivamente una reivindicación cinematográfica.

 

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