Es necesario que las FARC pidan perdón para convencer a muchos colombianos aún incrédulos de apoyar el proceso de paz. Las FARC parecen ignorar que los resultados del plebiscito son una lotería y la volatilidad de la opinión pública. Dicha guerrilla parece ser sorda a que muchos colombianos, pese a no ser víctimas directas, se sienten heridos y vulnerados emocionalmente por acciones de las FARC, reales o atribuidas. La dificultad de las FARC de realizar gestos de esta naturaleza afecta las posibilidades de un resultado exitoso en el plebiscito y descarga la responsabilidad de la campaña por la paz en el gobierno y las organizaciones de la sociedad civil. Y ¿acaso las FARC no están interesadas en la paz?
Es cierto que las FARC han pedido perdón a algunas víctimas directas y es claro también que las víctimas son las más interesadas en acabar con este conflicto; tampoco se puede desconocer los intentos de reconciliación a través de invitaciones al procurador y al senador Uribe para discutir la paz. Sin embargo, la mayoría de votantes al plebiscito no son víctimas directas y no son simpatizantes de las FARC. La mayoría es parte de este constituyente que no confía en ellas y que recuerda vívidamente las acciones de esta guerrilla a finales de 1990.
La impopularidad de las FARC se puede explicar en dos puntos:
- Las FARC argumentan que las personas que no los apoyan tienen el cerebro lavado por los medios. Por ejemplo, en una videoconferencia organizada en la Universidad de Wageningen, en los Países Bajos Tanja Nijmeijer explicaba a la audiencia que los medios han creado un estereotipo falso de las FARC quien realmente representa al pueblo colombiano. Dentro de la exposición de Tanja, el desconocimiento de los colombianos que no apoyan a las FARC fue evidente. Esta actitud hacia los colombianos que no creen en las FARC, es leída por muchos como una actitud prepotente, paternalista o despectiva.
- Las FARC justifican la guerra como algo inevitable a lo que las ellas fueron forzadas. El reconocimiento de sus excesos es ausente, y se olvidan que al entrar a la guerra las FARC (al igual que otros grupos que han usado la violencia en el país) abrieron conjuntamente las puertas del infierno. Si las FARC realmente intentan ser una fuerza política, deben entender los intereses, valores y razones de otros colombianos, en vez de buscar tener la razón absoluta. La paz no se construye argumentando tener la máxima autoridad moral, se construye sobre conversaciones respetuosas y el reconocimiento del otro como válido, legítimo y humano.
El gobierno, la sociedad civil y algunos industriales están movilizando símbolos nacionales que apoyan la idea de la paz. Pero esperar que otros asuman la total responsabilidad de esta campaña, es una contradicción ideológica frente a lo que dicen representar las FARC. Es decir, las FARC se presentan como la vanguardia del país, pero ¿por qué no asumen la vanguardia del pedir perdón? Parecen olvidar que la reconciliación no se construye a través de CONPES y leyes sino a través de símbolos y acciones, como hizo el Nobel de paz Nelson Mandela, quién además también era militante socialista. Pedir perdón no sería un acto altruista, sino uno necesario para alcanzar sus propios intereses. Esperar a pedir perdón en una comisión de la verdad será una alternativa arriesgada, y podría resultar ser muy tarde para las FARC y la paz del país.
@diazfabioandres
