Como parte de los compromisos asumidos por el Gobierno, el viernes 17 de junio se instaló la Mesa Temática de Negociaciones que aborda la relación Campo-Ciudad. Es una de las mesas de trabajo de la Cumbre Agraria, Campesina, Étnica y Popular acordada en Santander de Quilichao, como parte del acuerdo general que los movimientos sociales lograron junto con campesinos, afros e indígenas.
Con esta Mesa se sentó un precedente nacional de discusión frente al tema de las ciudades. No ha habido ningún escenario de discusión entre el gobierno y las organizaciones sociales frente a la forma como las ciudades se construyen.
También es de destacar que Guillermo Rivera, viceministro del interior para las relaciones políticas, hablando en nombre del gobierno, hizo un reconocimiento explícito sobre el principal problema que aqueja a las grandes ciudades de Colombia: que se han construido bajo lineamientos tecnocráticos, y con mecanismos poco democráticos.
En Colombia se desconocen las dinámicas territoriales concretas de las comunidades, las diferentes vías de comunicación y el interrelacionamiento entre las comunidades urbanas, interurbanas y rurales, y se construye bajo un enfoque vertical desde la visión de la tecnocracia, del Banco Mundial y los lineamientos urbanísticos internacionales, como lo demuestran los insumos usados en la formulación de la política del sistema nacional de ciudades, condensadas en el CONPES 3918 de 2014.
Eso debe empezar a cambiar. Las organizaciones sociales de las ciudades tienen que ser tenidas en cuenta con sus reclamos, y también propuestas. De eso se trata esta Mesa de negociación entre la Cumbre y el Gobierno llamada “Relación Campo-Ciudad”.
Durante la instalación, los representantes del gobierno pretendieron dilatar los avances, proponiendo que no se definiera la ruta de negociación. Los ministros deberían recordar que la Minga se realizó frente al incumplimiento del gobierno de acuerdos previos. En clave de ir construyendo una dinámica que se distancie de la dinámica de los dos años anteriores, no se pueden incumplir los acuerdos que ya habían sido tomados, se debe avanzar en los compromisos con el funcionamiento de la Mesa, de las dinámicas regionales, locales y de la delegación nacional. La ruta de abordaje de los temas y el compromiso de funcionamiento por parte del gobierno es lo que nos irá indicando un camino de confianzas de cara a construir una dinámica diferente a la que se dio los años anteriores. De caso contrario, como anunciaron los voceros de la Cumbre en Santander de Quilichao, si el gobierno incumple, las protestas volverán.
La apertura de este espacio de discusión es sin duda un precedente nacional. Un espacio de interlocución entre las organizaciones sociales y populares que construimos propuestas de país, de territorio, y el gobierno nacional que define esas políticas muchas veces sin tomar en cuenta a las comunidades, las organizaciones, los movimientos.
Debemos reconocer que la instalación de esta mesa es un triunfo de la movilización popular, de la decisión de la Cumbre Agraria por movilizarse. Es un triunfo haber confiado en que la construcción de la Paz pasa por la movilización, por reconocer que en las organizaciones populares hay propuestas y esas propuestas deben ser tomadas en cuenta en las decisiones políticas más importantes del país.
Finalmente, acordamos encontrarnos el 8 de julio para una ruta de negociación, frente a siete bloques temáticos que proponemos:
1. Vivienda y servicios públicos
2. Agua y ambiente
3. Ordenamiento territorial y uso del suelo
4. Movilidad
5. Soberanía alimentaria
6. Desplazamiento y retorno
7. Cultura y comunicaciones.
@sebaquiropa
