La necesidad de vivienda en la reserva forestal Thomas Van der Hammen y en algunos municipios de Cundinamarca --como Mosquera o Soacha-- es otra de las tantas mentiras del alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, que se suman a su supuesto títulos de doctorado, su promesa de campaña incumplida de no despedir trabajadores del distrito, y la versión diferente del Plan de Desarrollo presentado ante el Consejo Territorial de Planeación.
Así las cosas, se podría decir que el alcalde Peñalosa se ha convertido en el sofista del siglo XXI. Los sofistas, según varios autores, fueron seudofilósofos que aprovechaban su prestigio para confundir a sueldo, y lo hacían mediante argumentos difusos y esquemas complejos de explicaciones. Las argucias contenidas en los diagnósticos de los programas del Plan de Desarrollo para tratar de sustentar la necesidad de vivienda para los bogotanos, indican que el alcalde cabría perfectamente en esa corriente.
En los siguientes renglones se hará el esfuerzo por desenredar esa maraña de supuestos argumentos sin aburrir al lector, aun cuando sea necesario citar las confusas abstracciones del gobierno distrital.
Según los anuncios hechos por la Administración Distrital, Bogotá requiere un número tan elevado de viviendas que el territorio capitalino le es insuficiente. Por esta razón, se ha atrevido a plantear cuatro (4) megaproyetos de vivienda en Cundinamarca: Ciudad Mosquera con 416 mil viviendas, Ciudad Bosa-Soacha de 292 mil viviendas y Ciudad Rio --ubicada al parecer entre Funza, Cota y Mosquera-- con 350 mil viviendas, con lo cual estaría proponiendo más de un millón de viviendas en territorio cundinamarqués. Además, Peñalosa ha propuesto 494 mil viviendas para el proyecto Ciudad Norte en una de las reservas más importantes de latinoamérica: la Thomas Van Der Hammen de Bogotá.
En total, la administración sostiene que se requiere la construcción de más de un millón y medio de viviendas (1’552.000) para suplir la demanda bogotana de los próximos años, y que para lo cual el distrito no tiene espacio suficiente. No obstante, ni Bogotá va a crecer en esa proporción, ni es cierto que Bogotá, sin urbanizar la reserva, no pueda satisfacer su demanda real de vivienda.
Se trataría entonces de una compleja red de mentiras. Tan es así, que en la más reciente encuesta de Opinión del Consumidor realizada por Fedesarrollo, el balance sobre la disposición a comprar vivienda en Bogotá fue altamente negativo con un saldo en rojo de -23%, un dato que sugiere que en realidad no existe la demanda de vivienda que el Alcalde propone.
Transcribiendo los datos del Plan de Desarrollo aprobado por el Concejo, en la actualidad existen 2,4 millones de hogares en Bogotá y se estima un supuesto crecimiento de 600 mil hogares nuevos para el 2028. Es decir, en 12 años habría la necesidad de contar con 600 mil viviendas nuevas, y no con el millón y medio de viviendas que suman los polémicos anuncios del Gobierno Distrital (primer sofisma).
Por otro lado, los diagnósticos de los programas del Plan de Desarrollo también plantean que Bogotá tiene disponibilidad de 1.647 hectáreas, frente a la supuesta necesidad de 4.624 hectáreas para proveer la construcción de vivienda al 2021, pues para ese año se requerirían 296 mil viviendas nuevas.
Haciendo una simple división, si para el 2021 se requieren 296 mil viviendas nuevas y 4.624 hectáreas, lo que se estaría planteando es construir tan solo 64 viviendas por hectárea. Esto no se corresponde con los índices de ocupación estándar para viviendas de interés social (VIS) o de interés prioritario (VIP), pues en una hectárea, que equivale a 10 mil metros cuadrados, generalmente se usan 4 mil metros cuadrados para áreas comunes, parques, andenes y parqueaderos, y se utilizan los restantes 6 mil metros cuadrados para la construcción de vivienda propiamente dicha. Siendo así y suponiendo que se construyeran apartamentos mínimamente dignos de 72 m2 en torres de 5 pisos, estaríamos hablado de la posibilidad de construir 416 viviendas por hectárea, no de escasas 64 viviendas por hectárea (segundo sofisma).
Aplicando una simple regla de tres, es evidente que solamente se requieren 711 hectáreas no 4.624 hectáreas como lo sostiene el Gobierno Distrital (tercer sofisma). Es decir, que solamente con habilitar menos de la mitad del suelo disponible en el territorio distrital, se suple la necesidad de vivienda nueva. No obstante e inexplicablemente, en el Plan de Desarrollo existen únicamente dos metas referidas a vivienda, en donde se proyecta solamente habilitar 530 hectáreas de las 1.624 disponibles. Entonces emergen inquietudes sobre la verdadera finalidad de los anuncios de los megaproyectos y si existen intereses por crear especulación inmobiliaria o presión sobre el ordenamiento territorial de Bogotá y Cundinamarca.
Aunque haya sido un poco compleja toda esta explicación, ha sido así porque tal como los sofistas, el objetivo de la administración Distrital ha sido engañar mediante enredos. Se espera que el presente escrito sea una de las herramientas para develar ese obscuro propósito y para que los gremios, los partidos políticos y las organizaciones sociales tomen nota en sus tareas de control social y político.
@Diegohgarzon