El terror, el miedo en su escala máxima. Como género cinematográfico, su finalidad es causar ese sentimiento de pánico en el espectador. Las primeras películas de terror eran adaptaciones de grandes libros del mismo género. La popularidad del mismo era, años atrás, lo que le daba relevancia, a pesar de las técnicas, vestuario y maquillaje usados. No obstante, el galardón respecto a estos mecanismos del cine ya se lo había ganado el cine de ciencia ficción, así que el terror comenzó como una moda.
Se podría decir entonces que el género desde sus inicios fue muy difícil de apreciar. A través de su historia, pasando por el cine de culto, misterio, thrillers psicológicos, suspenso, el mismo giallo, inclusive el gore --que pueden describirse como subgéneros del cine de terror-- no llegan a cumplir con la expectativa del género. Es entonces cuando el cine de terror comienza a apreciarse y los espectadores adquieren gusto por los films que los asusten, que generen pánico, miedo, e incluso un pequeño trauma. Sin embargo, los subgéneros del terror son capaces de causar esto.
Entonces si estos subgéneros también causan sensaciones fuertes, ¿por qué el terror no? ¿O por qué encontrar buen terror que encontrar un buen suspenso u otro subgénero?
El cine del terror se diferencia de sus subgéneros, en el sentido que este causa sensaciones físicas. Es una emoción de horror relacionada con otras emociones, como la desesperación, la impaciencia, la intranquilidad; trata elementos que no tienen explicación natural o racional, como demonios, brujas o monstruos.
Surge la pregunta, ¿Por qué no llamarlo entonces cine de horror? Bueno, la tradición nos lleva a hablar de cine de terror, aunque en la actualidad muchos cinéfilos y críticos ya hacen la diferenciación. Es probable que pasen varios años para que todos los espectadores nos relacionemos con el término horror.
Así que el llamado cine de terror, que a tantos nos gusta y que a tantos nos cuesta encontrar buenos films, es un género maravilloso de sacrificios y esfuerzos que en mi consideración tiene más validez que los otros, dada su dificultad para encasillarse en la particularidad de elementos irracionales y generar con ellos un miedo físico. Es por ello que cuando vamos a cine a ver una película de terror, son más las veces que salimos decepcionados de la sala de cine que satisfechos.
Las críticas a este género siempre serán duras y con todas podremos llegar a estar de acuerdo. Pero con las pocas películas que realmente nos generan esa sensación física de malestar causada por un elemento irreal, debemos estar agradecidos y fomentar con los mejores comentarios, para que se rescate en su misma esencia.
Para los amantes del género, dejo mi recomendación de la película El Conjuro 2, que no es la mejor del terror --de hecho es mejor la primera parte-- pero como dije anteriormente, merece gratitud por acercarse tanto a la finalidad del cine de terror. De igual manera, no pueden dejar de ver El Exorcista (1973), La masacre de Texas (1974), Déjame entrar (2008), El proyecto de la bruja de Blair (1999) y por supuesto, El Conjuro (2013).