Hace algunas semanas se lanzó al mercado una versión de la historia El Principito, dirigida e ilustrada por una editorial colombiana hasta ahora desconocida: Words and Books Editores. Su lanzamiento no presentó novedad alguna y se pensaba erradamente que era un libro como una de tantas reediciones similares a otras, quizás con una pasta dura y un papel de mayor calidad.
Lo cierto es que ni Pinguin Random House, ni Editorial Planeta, previeron que para su septuagésimo aniversario, alguien tuviera el valor de cambiar la fórmula y arriesgarse a crear una nueva versión, ilustrarla nuevamente y colocarla en el radar con más fuerza y vigencia que en las versiones anteriores.
La nueva versión cuenta con unas de las mejores ilustraciones hechas en América Latina, resaltando la importancia de la ingenuidad y de ver las estrellas con otro significado. Cada una de las imágenes que se encuentran a lo largo de la historia, llevan a los niños a esos otros planetas que habitan seres que parecen desconocidos y lejanos, pero que coexisten a nuestro lado, en los entornos cotidianos. Incluso representan facetas y partes o el todo de nuestra personalidad.
El Principito y otras historias jamás contadas, renueva la imagen y eleva a la siguiente categoría la literatura infantil, la apropia a nuestra idiosincrasia, modo de vivir y coexistir. Es un libro por el que cada colombiano debería sentirse orgulloso.
Ha sido para mí un verdadero placer encontrar que en Colombia se muevan los conceptos. A pesar de que esta idea sea un poco arriesgada, ha causado un impacto en la sociedad, rescatándola del olvido. Esto es un motivo por el que cada colombiano debería sentirse orgulloso, pues esta Editorial cogió un clásico y al mismo tiempo lo renovó.
Cada ilustración recrea un escenario, lo revive y hace sentir que se están recorriendo los pasos que se cuentan en esta historia, historia que ocurre bajo la mirada ávida de un aviador cuya única esperanza es encontrase a sí mismo para hallarle sentido a la existencia, a veces vacía y sin sentido.
El prólogo se encuentra escrito magistralmente y con notas que invitan a la reflexión sobre el rumbo al el que se dirige nuestra sociedad, seguido por la explicación de lo que representa El Principito en cada una de las facetas de nuestra vida.
Pero Words and Books Editores ha querido ir mas lejos. Hace una compilación acertada de historias que hablan y juegan con los sueños de los niños y reviven las ilusiones y fantasías que nosotros, adultos, alguna vez tuvimos en nuestra infancia. Los valores y la unión familiar son los pilares de esta recopilación, historias creadas por esta misma editorial.
El Principito y cuatro historias adicionales hacen que el libro sea quizás la mejor inversión para el futuro de nuestros pequeños seres queridos.
Recordar es vivir, dice un viejo adagio popular, y en muchas ocasiones cuando los libros son reeditados producen esa sensación. Pero cuando han sido modificadas sus ilustraciones, sin cambiar el contenido, merece el más absoluto respeto y una mirada profunda a lo que nuestras editoriales puedan estar haciendo.
Todas las historias de este libro, por supuesto empezando por la de El Principito, dejan un sabor de boca agradable y la sensación de querer seguir leyendo.
Mi encuentro más agradable, después de releer El Principito, fue con el cuento de La espada Perdida, historia que me dejó sin palabras. Su autor es desconocido, quizás perdido en la infinitud de cuentos que abundan en los anaqueles de las librerías. Él nos cuenta con exactitud y gran viveza la trama de esta historia. Me envolvió tanto que me sentí un niño, pero no cualquiera, me sentí ese niño, el protagonista de esta historia.
Quizás esperaba que el cuento de La Espada Perdida fueras más largo, quería que fuera mas largo. Desconozco las razones para que el autor decidiera terminar la historia tan pronto; también desconozco la razón del editor para no querer extenderla. Pero si me permiten una reflexión y si algún día me lee este escritor o esta editorial, creo que quizás valdría la pena un libro de fantasía con el titulo La espada perdida en donde se incluyan los personajes de la historia. O mejor aún, una película animada quizás valdría la pena y yo sería uno de los primeros en comprar la boleta para ir a verla.
Aún así, recomiendo este gran cuento para un fin de semana con nuestros hijos. Es la excusa perfecta para salir de campamento y tener una historia que contar al calor del fuego y de los malvaviscos.
María en París, otro de los cuentos de esta maravillosa compilación, me hizo imaginar en cada segundo a mi hija. Al leérselo ella asintió y se sorprendió con cada una de las oraciones que el libro desprendía: la aventura maravillosa que sucede en París, el susto de sus padres, la inquietud y las palabras un poco extrañas hacen que el cuento sea memorable.
Dulce sueños Felipe es el único cuento que, aunque no esta mal escrito, me parece un poco lento, quizás es porque no tengo afición al fútbol y por ello decididamente no me siento identificado y creo que mis hijos tampoco. Pero creo que a la mayoría de las familias colombianas les gustará leerlo, pues gran parte de los colombianos comparten el gusto por este deporte.
Por último, se encuentra el rescate de la gran Caperucita Roja. Las ilustraciones son de primera, es más, me atrevería a decir que es la mejor versión que se haya hecho en la historia.
Esta es una invitación para que adquieran el libro El Principito y otras historias jamás contadas pero también una reflexión, pues los productos nacionales se enfrentan a los grandes mercados masificados por cadenas enormes de distribución, y a veces impiden que se conozcan títulos como este libro, que aportan a nuestra vida aire fresco y permiten salir de los típicos cuentos para dar una mordida más grande al pastel y encontrarnos con joyas literarias que se sienten bien en el alma y se ven bien en nuestra biblioteca.
