Las amenazas: arma siniestra de la democracia
El lanzamiento por la vía de los medios del embajador en Washington y exministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón como precandidato presidencial de la U, (el partido de Santos), hace parte de un Plan Amenaza muy bien coordinado por los asesores haitianos del presidente. Hacer sonar, el mismo día, a Pinzón, enemigo público de las Farc, es una forma directa de decirle a los negociadores en La Habana lo que puede pasar si no firman y siguen pidiendo más. Amenazar con la guerra urbana de las Farc a toda la población colombiana si no le votan el si a la paz, es también una manera de decirle a la Corte Constitucional que no puede hundir el plebiscito pese a sus errores jurídicos garrafales. Y, ambas amenazas, son para decirle a Vargas Lleras que vaya preparando maletas y se baje del gobierno porque su actitud frente a la paz no va a tener apoyo de la unidad santista.
Bancolombia en las malucas
El día jueves 16 de junio fue terrible para Bancolombia y el país estuvo muy cerca de haber generado un pánico económico. Como hacia solo 24 horas que se había destortillado por parte de la Supersociedades, pero en medio de un gran misterio y del silencio extrañísimo de los medios, el grupo financiero Estraval, la sensibilidad estaba a flor de piel. Bancolombia se encargó de aumentarla. Por un viejo problema que tiene desde hace años con su plataforma (y que dicen ayudó a la salida de Yepes de la presidencia del Banco). Pero sobre todo porque se dio un día después que se pagaron las primas de junio, las actividades del Bancolombia se paralizaron. Ni los cajeros, ni las tarjetas débito ni las de crédito ni las oficinas pudieron funcionar. El pánico y la furia se apoderó de la mayoría de los cuatro millones de usuarios de su sucursal virtual y en más de una oficina se grabaron protestas y gritos de furia contra la entidad, que llegaron rápidamente a las redes sociales y aumentaron el terror. Por supuesto, ni el Bancolombia explica ni la Superfinanciera aclara.
Medellín y Cali pasando de agache
La situación de orden público que se vive tanto en Medellín como en Cali ha pasado de preocupante a alarmante. El recrudecimiento de los homicidios en Medellín luego de una paz de más de un año como consecuencia de un pacto entre combos, es la expresión de una nueva batalla entre lugartenientes de quienes han sido apresados o fueron extraditados. Ahora guerrean entre los pesebreros, los seguidores de Carlos Pesebre, tratando de reemplazar a su jefe demostrando con la muerte de parceros su poder. En Cali el asunto es peor porque en lo que va corrido del año ya se acercan a 600 los homicidios, lo que bien podría hacer comparar esta ciudad con países en donde se libran guerras con armamento pesado. Lo similar entre las dos ciudades es empero la ausencia de los alcaldes de la una y de la otra en el proceso de enfrentar la problemática. Es como si no se dieran cuenta ni Federico ni Armitage de lo que pasa y prefieran pasar de agache.