La Unidad de víctimas nació en 2012 con un padrino político: el entonces senador liberal Juan Fernando Cristo, quien la defendió en el Congreso. Desde entonces el hoy ministro del Interior mueve las cuerdas para poner y quitar directores. Impulsó a Paula Gaviria para que fuera la primera cabeza pero su independencia en el manejo de la recién nacida institución los distanció hasta quitarle definitivamente el respaldo y trasladárselo a su copartidario el exgoberndor del Meta, Alan Jara, quien acaba de posesionarse como nuevo director y con quien tiene una vieja relación política alimentada por funcionarios de confianza como la llanera Andrea Verdugo, amiga de Jara, quien llegó a ser secretaria privada del ministro Cristo.
Jara llega con un fardo pesado a cuestas con problemas institucionales como la catarata de tutelas que le caen diariamente a la Unidad por cuenta de incumplimientos con las vìctimas y con la lupa de la Contraloria encima por presuntos malos manejos de los recursos departamentales muy especialmente el millonario programa del bilinguismo escolar.