La protesta social y el comunismo totalitario

La protesta social y el comunismo totalitario

'Las FARC no serán protagonistas de una lucha social si entran en la legalidad del Estado colombiano'

Por: Ariel Peña González
junio 15, 2016
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La protesta social y el comunismo totalitario
Foto: elnuevoherald.com

 

No es cierto que las FARC serán protagonistas de una lucha social si entran en la legalidad del Estado colombiano. Por el contrario, las acciones terroristas ejecutadas por ese grupo durante varias décadas, ahuyentaron a gran parte de la población de la protesta pacífica y civilizada, para no ser confundida con el comportamiento de odio y destrucción que han promovido.

Además, hay partidos y grupos políticos que pertenecen a la extrema izquierda, que por haber perdido influencia en los sectores sociales tradicionales organizados --especialmente en el sindical-- acuden a crear aparatos coyunturales, que aparecen y desaparecen de acuerdo a las circunstancias. Pero de ninguna manera representan significativamente la protesta social y mucho menos el querer de las masas, ya que de forma supersticiosa por seguir los dogmas marxistas --como por arte de magia-- los miembros de esos bandos  se  creen voceros de los trabajadores y de los sectores populares cuando no lo son.

La lucha social debe ser un elemento aglutinador de las grandes mayorías nacionales. No es patrimonio exclusivo de un grupo  político en particular, y como columna vertebral de la unidad de acción mediante el  pluralismo y la solidaridad conducirá a enfrentar la política económica del gobierno de Santos, que busca conculcar los mínimos derechos de la población, con reformas draconianas como la tributaria. De ahí que la lucha social es como el alma de la historia, que permite alcanzar las reivindicaciones esperadas por el pueblo.

De lo anterior se puede concluir que las negociaciones en  La Habana, no son el alfa y la omega, como pretenden hacernos creer algunos embriagados sofistas, pues es claro que en Cuba se discute el fin de un conflicto político militar propiciado por las Farc desde 1964. Esto, de ninguna manera, puede desviar a las organizaciones populares que representan de manera genuina a una buena parte de la sociedad en  sus aspiraciones, por un mejor vivir al que tienen derecho las mujeres y hombres de Colombia.

El socialismo fundamentado en el marxismo, es un fracaso total y absoluto en la tierra, como lo demuestran más de 160 años de historia. Y sabiendo que las Farc y el Eln tercamente siguen insistiendo en ese sistema para imponérselo a Colombia, hay que  incrementar la lucha ideológica  como la mejor forma de contrarrestar  la  enseñanzas  inescrupulosas del comunismo totalitario, que no se basan en la razón, sino en la bestialidad, creando dicotomías maquiavélicas entre el socialismo y el capitalismo; resaltando que estos dos términos tienen diferentes acepciones y distintas aplicaciones prácticas, por ello no hay que ser tan tonto para caer en el reduccionismo comunista, que busca esclavizar  a las naciones.  Hay que tener  la capacidad de la previsión para alcanzar el poder de la deducción.

La protesta ciudadana por las vías pacificas es la mejor forma de demostrar la capacidad de movilización  que tienen las organizaciones sindicales y sociales, que sin presiones de ninguna naturaleza libre y conscientemente  realizan manifestaciones en donde las personas que participan no son sometidas a presión, como ocurre cuando la narcoguerrilla hace los llamados “paros armados” que mediante la fuerza bruta obliga con las armas a que participe la población, lo que demuestra que las gentes  paralizan sus actividades por miedo, o sea que las bandas armadas intimidan  pero no convencen.

En ese orden de ideas no hay que olvidar que el 17 de marzo de este año el Comando Nacional Unitario,  el cual lo conforman Las centrales sindicales CGT, CUT y CTC, realizó un Paro Nacional, que movilizó millones de colombianos, por la solución de un pliego de peticiones de 15  puntos  que plasma las necesidades más apremiantes de los trabajadores y del pueblo en general. Subrayando que el  8 y 9 de julio en la ciudad de Bogotá, en un encuentro sindical, social y político, si no hay una respuesta positiva al pliego por parte del gobierno se fijará la fecha de un Paro Cívico Nacional, que tiene que ser democrático, pluralista y pacifico.

Conociendo  la prosapia totalitaria marxista de las Farc, no es procedente afirmar que como consecuencia de un posible proceso de paz,  dicha guerrilla  irá  a jugar un rol importante en la movilización social. Porque una cosa es amedrantar en lo que se conoce como la Colombia Profunda, al campesinado inerme con las armas, y otra muy distinta disputarle a las organizaciones  sindicales y democráticas en los centros urbanos la capacidad de convocatoria. Lo que se está viendo es que la guerrilla de las Farc, cuando esté desmovilizada militarmente y se transforme en un grupo político legal, buscará crear paralelismos en la lucha social, ya que por estar inmersa en su ideología totalitaria continuará abrazando un vanguardismo trasnochado, creyendo que los ciudadanos son zombies.

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