Las rumbas en los amanecederos de Cali

Las rumbas en los amanecederos de Cali

'Estos lugares funcionan bajo la figura de 'clubes' para que la Policía no pueda ingresar'

Por: Diego Esteban Polanco Paredes
junio 08, 2016
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Las rumbas en los amanecederos de Cali

Continúa la avalancha nocturna que trae consigo la proliferación de sitios de carácter clandestino. Reportes de la Cámara de Comercio de Cali y una investigación revelan focos de contaminación en  esta ciudad.

“En Cali existen alrededor de 2.400 establecimientos nocturnos que funcionan de manera ilícita en contraste con los 1.050 negocios legales”, aseguró Alejandro Vásquez, presidente de la asociación de establecimientos nocturnos de diversión –Asonod- al diario El País.

Una investigación realizada muestra que algunos de los clubes clandestinos no cumplen con las normas establecidas en la Ley 232 de 1995, como el uso del suelo, los derechos de autor, las normas sanitarias, tener registro de la Cámara de Comercio y la verificación de la calidad del licor que  expenden.

Una experiencia que no volvería a vivir

En el norte de Cali, impulsado por el viento del oeste que baja del cerro, ‘Andrés’ -cuya verdadera identidad permanece en anonimato- cuenta que saliendo de la rumba, a las 3:00 de la madrugada, se desplazó con su grupo de amigos a un ‘amanecedero’.

“Los ‘amanecederos’ o sitios clandestinos, funcionan bajo la figura de clubes, donde la terapia es que al decir que son clubes, queda prohibido el ingreso de la Policía, escondiendo mediante esa figura, poderse pasar del horario, ingreso de menores, y demás”, explicó el agente de la Policía, Alexánder Polanco Gómez.

Según la Intendente jefe Alva Nora Casanova  “de acuerdo a la Ley 1098 del 2006 en el artículo 89  de infancia y adolescencia existe un toque de queda vigente para toda la metropolitana de Cali. A partir de las 11 de la noche a las 5 de la madrugada del siguiente día, correspondiente a todos los días de la semana para menores de edad”

La Secretaria de Gobierno, Convivencia y Seguridad Ciudadana son las entidades encargadas de otorgar los respectivos permisos para que funcionen estos sitios.

Los dueños deben presentar a la autoridad el certificado correspondiente al evento realizado. Los usuarios tienen que mostrar un carnet o credencial que los identifiquen como miembro, y los propietarios deben tener el acta mediante el cual realizan los respectivos nombramientos.

Por los alrededores del sitio se observa gente de la comunidad LGBTI. La entrada del lugar mide aproximadamente un metro y medio de alto, y es de color negro. Los usuarios deben cancelar diez mil pesos y subir por unas escaleras estrechas para comenzar la rumba.

Después de una breve requisa, se visualiza la discoteca; a los laterales están ubicadas las mesas, en el centro está la pista de baile y se observa una señal en rojo que dice, “salida de emergencia”.

Esta salida está conecta a un patio en ruinas de otra vivienda que se encuentra en construcción, permitiendo un espacio libre para que los usuarios hagan lo que quieran y después salgan del lugar directamente a la calle.

Cada vez existen más personas que consumen cualquier tipo de medicamentos o solventes. “Estamos pasando de drogas ilegales a drogas legales mal utilizadas”, asegura Maurix Rojas, jefe del área de toxicología del HUV.

Son tres pisos disponibles  para la rumba, tienen escaleras angostas, a través de las cuales suben y bajan todos los usuarios, en el segundo piso se encuentran habilitados dos baños diferenciales, también tiene una terraza que estuvo un tiempo abierta y ahora permanece sellada.

Según el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Cali, cualquier discoteca o bar debe tener extintores, equipo de primeros auxilios y salidas de emergencia, necesarios en un establecimiento nocturno-Información tomada del el diario El País.

“En algún momento fui al baño y me encontré con unos personajes que consumían drogas como si se tratase de mujeres maquillándose”, continuó relatando ‘Andrés’.

En estos lugares no existe ley que controle las actividades que realizan las personas que desean divertirse en contraste con los individuos que prefieren consumir sustancias que atenten contra su vida. “Todos bailaban y consumían al ritmo de la música, no había ley ni normas; era el verdadero club del pecado”, cuenta Andrés.

“Al servicio de urgencias del HUV llegan en promedio cuatro pacientes por semana donde tres son hombres y uno es mujer, bajo los efectos del consumo de alcohol y sustancias sicoactivas. Existe un incremento de pacientes intoxicados los fines de semana y la principal droga que consumen es la cocaína como sustancia única”. Afirma Maurix Rojas, jefe del área de toxicología.

“Mientras estaba bailando con mis amigos, en el segundo piso del establecimiento; dos hombres comenzaron a discutir, se agredieron físicamente, uno de ellos saco un gas pimienta y se lo roció al otro. En ese momento mis amigos y yo nos dimos cuenta del peligro que corríamos y nos fuimos, fue una experiencia que no volvería a vivir”. Relata Andrés.

 

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