Detrás de la carita de niño bueno, de su tono de voz de paisa desparpajado, de su aparente don de gentes, a Maluma se le ha subido la fama a la cabeza. En Ecuador y Venezuela ya habían empezado a quejarse del mal trato que en algún momento le dio a su público. Pero la tapa de la olla ocurrió el domingo pasado en Panamá. Lo habían invitado al Panamá Top Festival como la máxima estrella del evento. Querían darle un reconocimiento, una estatuilla de oro. Según el portal Día a día del vecino país su manager preguntó quien iba a entregarle el premio. Cuando Luis Astudillo le mostró a Franklyn Robinson, conocido presentador panameño, el manager del cantante colombiano frunció el ceño y dijo “¿Ese negrito? No, Maluma no lo va a aceptar”.
Ese no fue el único desplante del Pretty boy. Una muchacha que había llegado desde Colón a ver la presentación se subió a la tarima con la intención de abrazarlo. La respuesta del cantante fue darle un empujón. Inconsolable la fan dijo que igual seguía enamorada de él.
Cómo si de un beatle se tratara pidió extremadas medidas de seguridad y hasta carros blindados. Despreció a los cantantes panameños como Mr Fox y Kafu Banton con quienes compartiría tarima pero a la hora de la verdad fueron echados del escenario.
Sin embargo lo que más indignó a los panameños fue el comportamiento que tuvo con Asbael Arauz, el conocido niño milagro de Panamá quien sobrevivió a una invasión de tumores cancerígenos en su intestino y que su testimonio fue conocido por el propio Papa Francisco. Asbael había pedido una foto con su ídolo pero Maluma, de manera despectiva, dijo “Ah, yo ahora no estoy para tomarme fotos con niños”.
Hoy en día en Panamá no hay un personaje más odiado que el reggetonero colombiano. Los cantantes de ese país se siente despreciados y el público en general jamás le perdonará el desplante con un niño que además de estar enfermo es considerado un santo. ¿Se le habrán subido los humos al pretty boy?