El dramático descenso de la producción petrolera del país, la baja de los precios del crudo y las reservas que apenas alcanzan para los próximos 6 años, convierte la firma de la paz en un paso necesario para saquear impunemente el Caquetá, que es la puerta de entrada de La Amazonía, una región en donde el gobierno nacional busca desesperadamente petróleo y en donde los lotes adjudicados están en el piedemonte, afectando 193.400 kilómetros cuadrados de la región, es decir, el 40% de los bosques del sur de Colombia.
Muchos lugareños de los municipios de Morelia, Belén de los Andaquíes, San José del Fragua, Valparaíso, La Montañita, El Paujil, Doncello y San Vicente en el Caquetá, piensan equivocadamente que la guerrilla servía como contención a la deforestación y se convertía en paladín en la defensa del medio ambiente, sin comprender que lo hacían para mantener el bosque que era su guarida y su sustento en muchos casos; pero si la guerrilla fuese ese defensor de la naturaleza, no hubiese patrocinado la minería ilegal que tanto daño le ha hecho los grandes ríos, las siembras de cultivos de coca que contaminan con químicos el bosque e incluso las petroleras que, según algunas denuncias, dejan funcionar libremente cuando pagan la vacuna.
Esa es una de las causas bien importantes para firmar la paz; apenas se firme, el peligro de la guerrilla ya no estará presente en la exploración, explotación y transporte del petróleo y eso será el comienzo de la gran arremetida de las petroleras en el Caquetá apoyadas por el gobierno que necesita con urgencia los petrodólares; a las multinacionales y a la dirigencia nacional poco les importa el agua, la naturaleza, la riqueza natural de la Amazonía; es entonces cuando vendrá la gran batalla entre la gente que no quiere que su tierra sea otro desierto y el desmesurado poder del dinero.
Todas estas razones son las que han llevado a la Mesa Departamental del Agua, liderada por la Asamblea del Caquetá, a convocar a una gran marcha de protesta contra la intervención petrolera en todos los municipios, el próximo viernes 3 de Junio; la respuesta a esta convocatoria, será el termómetro para medir fuerzas en la gran batalla por la defensa de la naturaleza.
Agua o plata, pelea de tigre con burro amarrado como dicen las abuelitas; de ahí que a pesar de que los colombianos en su gran mayoría queremos que se firme la paz, los caqueteños también queremos poner fin a la guerra, pero sin el saqueo de nuestros recursos y sin el exagerado costo de perder lo más importante que tenemos: EL AGUA.