El martes pasado se promulgaban acciones de paz en Arauca por parte de su gobernador, y ayer, cuando hay esfuerzos incesantes por parte del presidente de la República, Juan Manuel Santos, para que este país viva en la paz , el propio Ricardo Alvarado Bestene cercena un derecho fundamental y aliado de la paz a su comunidad: el de informar y recibir información.
No es posible que los gobernadores del país entreguen semejante responsabilidad al gobernador de Arauca, el de la paz, y este se dedique --en este espacio del territorio nacional, violentado y ultrajado por el conflicto armado-- a señalar medios de comunicación y periodistas con nombres propios, según él, por desinformar a la comunidad, solo porque las noticias no se presentan como él quisiera.
El martes, mientras cubría una reunión que se adelantaba entre los rectores y el gobernador Alvarado Bestene, en el auditorio del colegio General Santander del municipio de Arauca, fui sacada por el mandatario del auditorio, quien amenazó con abandonar la reunión con los rectores que fueron objeto de su burla, porque en el recinto había prensa.
Allí llegué a cubrir el evento invitada por el colegio de rectores del Departamento y eso no importó para el gobernante quien a grito entero en el escenario dijo: “ a mí me respetan y si hay prensa en el recinto me retiro, no continuo más, no voy a permitir que se me quiera gobernar detrás de un micrófono”.
Y me pregunté ¿será que las cosas se están haciendo mal en el gobierno departamental y no quiere que la prensa lo sepa? ¿Será que es mentiras que en Arauca no hay transporte y la alimentación se acaba hoy?
Fue un momento humillante y desobligante no solo para la periodista Magaly Reyes sino para los rectores que fueron coaccionados a permanecer en una reunión bajo el yugo del mandatario Alvarado Bestene, que no escatima escenario para señalar en términos desobligantes a la Emisora Radio Kapital 107.3 y su director Phillip Moreno de La Radio Comunitaria del municipio de Arauca, que día a día da participación a la comunidad de este municipio fronterizo con Venezuela.
Un hecho como este llama la atención máxime cuando el slogan del gobernante es “Humanizando el Desarrollo”, pues ni siquiera él mismo se ha convencido de humanizar y menos de promulgar en todo sentido el proceso de paz que adelanta el presidente Santos a nivel nacional.
Solo la semana anterior, el 3 de mayo se celebraba a nivel mundial el Día de la Libertad de Expresión y Prensa y hoy, 8 días después, un gobernador sale a vulnerar un derecho fundamental que debe garantizarse en todo sentido en el posacuerdo, como el derecho a recibir información veraz e imparcial tal y como lo consagra el artículo 20 de la Constitución Política de Colombia.
“Artículo 20. Se garantiza a toda persona la libertad de expresar su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho de rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura”.
Y entonces si un gobernante vulnera los derechos de los periodistas y de la comunidad, ¿se podrá hablar de paz en un departamento como Arauca donde se vulneran los derechos de la mujer periodista, se presenta violencia de género y se pone en riesgo la protección de los periodistas en una zona como Arauca donde el conflicto ha cobrado la vida de 5 periodistas en los últimos años por señalamientos de diversos sectores?
Debo entonces referirme al artículo 73 dela Constitución Política que textualmente dice: “La actividad periodística gozará de protección para garantizar su libertad e independencia profesional”.
Es hora que el Gobierno Nacional revise con lupa quienes son sus voceros en las regiones y defensores del proceso de paz, pues no puede proclamarse la paz cuando los representantes del Estado están vulnerando derechos fundamentales tan importantes como el de informar y ser informado.
El gobernador de Arauca, Ricardo Alvarado, no solo vulneró este derecho: atropelló a una mujer (violencia de género) que cumplía con su noble oficio periodístico ante una comunidad que se lo solicitó.
En Arauca no se calla a un medio de comunicación comunitario, se niega el derecho a la comunidad de recibir información veraz e imparcial, por parte de quien se proclama el gobernador de la paz.
