Cuando llegó al equipo, en el verano del 2014, Jorge Mendes, su manager, le dijo a Cristiano Ronaldo, otro de sus pupilos, que ayudara al colombiano en la adaptación al Real Madrid. Se volvieron muy amigos, hasta el punto que, por orden del CR7, amo y señor del vestuario merengue, James sería el encargado de poner la música que escucharía el equipo en el bus rumbo al estadio. Ahí fue donde Ronaldo se enamoró de la música de Kevin Roldan.
El cantante caleño convirtió éxitos como Si tú no te enamoras en himnos del vestuario merengue. James le mandaba a su amigo videos como éste en donde aparece con el brasilero Marcelo y el costarricense Keylor Navas cantando sus canciones:
Fue tanto el fervor que Cristiano invitó a Roldan a que cantase en la fiesta que realizó en La Finca, un conjunto residencial madrileño, y en donde celebraría su cumpleaños número 30. Hacía horas que el Real había sido goleado por el Atlético en el derby madrileño y James se recuperaba de una fractura en su dedo gordo del pie. Cristiano intentó que ninguna de las fotos se filtrase a los medios. La celebración hubiera pasado desapercibida si al reggetonero no le hubiera dado por publicar las fotos en Twitter. Los medios destrozaron al portugués y, dentro del vestuario, el único culpable de la crisis era James quien había metido por los ojos a un músico sin prestigio que trataba de hacerse publicidad mostrándose al lado de uno de los dos mejores jugadores del mundo.
En ese febrero del 2015 empezó la ruptura, disimulada por el compromiso del colombiano con el club, por sus goles y la paciencia que le tenía Ancelloti. Éste año no cayó nada bien entre sus compañeros el pedido de ganar lo mismo que Ronaldo y Bale. Su protesta por la negativa del club a renegociar el contrato se reflejó en la llegada cinco días tarde a la pretemporada y a no darlo todo en los entrenamientos. Esto terminó de molestar a CR9 quien es famoso por la disciplina, entrega y profesionalismo.
Zidane lo acogió en su seno. Florentino Pérez olvidó los desplantes del colombiano y le pidió al francés que le diera más minutos de juego. James Rodríguez saldría al final de la temporada –secreto a voces que se regó desde diciembre del año pasado- pero no se depreciaría. Iba bien, empezó a hacer goles, recuperaba su estado físico, hasta que llego la fecha de eliminatorias y James empezó a hablar mal del Real Madrid “Yo juego bien a donde me den amor” decía. Los trinos de su mamá, cuestionando el criterio de Zidane a la hora de preferir a Lucas Vásquez que a su hijo, terminaron de echar por tierra la relación.
Ahora ni se habla con su técnico, sus compañeros lo miran mal, Jorge Mendes ha roto su relación con Florentino, en parte por culpa de Mourinho y Cristiano ya no lo invita, con la frecuencia de antes, a las escapadas nocturnas. Y lo peor es el infierno que le espera. Es bastante probable que el colombiano tenga que pasar otra temporada infernal en el elenco blanco. El club no quiere venderlo por menos de 70 millones de dólares –costó 85- y hasta el momento sólo Juventus ha ofrecido 55. Los rumores de que lo quiere el PSG, o el Manchester United sólo son eso, rumores expandidos por periodistas pagados por Jorge Mendes, muchos de ellos colombianos.
Llegó al principio de la pre temporada, se partió el lomo para quedarse en el Real, pero Zidane prefiere a los españoles Isco y Asencio que a él. En la final de la Súper copa europea contra el Sevilla fue el último cambio. Lo culpan de todo: de no haber acortado sus vacaciones, de no operarse el hombro, de reírse. Todo está en contra del colombiano que sólo le queda cruzar los dedos y esperar que no lo compre un club chino.