El alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, y su secretaria de Educación, María Victoria Angulo, rehúsan atender las peticiones de los maestros del Distrito. Hoy, ya en la etapa final de las negociaciones, no se ha avanzado en ninguno de los aspectos fundamentales que contiene el pliego de peticiones radicado por la ADE el pasado 25 de febrero. Entre tanto, sí se pone al descubierto que en el Plan de Desarrollo presentado al Concejo de Bogotá, el alcalde Peñalosa:
- Insiste en privatizar la educación mediante convenios y concesiones: en la modalidad de los convenios aún se mantienen 25 mil cupos, pero en los colegios del Distrito hay disponibles alrededor de 78 mil cupos. El alcalde incurre abiertamente en una ilegalidad, pues el Decreto 2355, que legaliza la educación contratada, “faculta a las entidades territoriales certificadas para celebrar contratos de servicio educativo cuando se demuestre la insuficiencia de establecimientos estatales”, situación que a todas luces no presenta hoy Bogotá.
- En la modalidad de las concesiones, María Victoria Angulo, exdirectora de Empresarios por la Educación, es categórica al afirmar que no solo se mantendrán los 34 mil cupos ya concesionados, sino que de los 30 colegios que se construirán con presupuesto estatal, al menos 15 se darán en concesión. Así que en ese sentido, la administración actual está decidida a ahondar la privatización a toda costa.
- En materia de jornada única tampoco han sido atendidas las observaciones de la ADE: la pretensión del alcalde es poner al 30% del total de los niños matriculados, cerca de 229 mil, lo que en el Distrito se ha llamado de mala forma como “jornada única”. Si se habla de 1.100 niños por institución, se requeriría construir unos 200 colegios y, no obstante, como ya se dijo, solo se harán 30. ¿Dónde entonces se establecería una verdadera jornada única?
- La infraestructura actual está francamente deteriorada con colegios inundados, restaurantes con roedores, falta de ventanas, techos caídos y, pese a que son la constante en los colegios de Bogotá, ello no impele a la administración de Peñalosa a ningún plan de mejoramiento.
- En alimentación escolar apenas hay 80 comedores escolares y se proyecta construir únicamente 32 más. Y más grave aún: aunque sea la capital de la República, aquí la categoría de la alimentación a los niños se asemeja a la que causó tanta indignación nacional en Aguachica o a la de los padecimientos nutricionales de los niños de La Guajira.
- El dúo Peñalosa-Angulo persiste en mantener el esperpento conocido como jornada extendida o currículo 40x40 para el 35% de la población estudiantil. Quiere decir que unos 264 mil estudiantes seguirán padeciendo el caos, el hacinamiento y la falta de comida, pues ya se sabe que dos refrigerios, cuando acaso existen, no garantizan los componentes nutricionales que requieren los niños y adolescentes para su desarrollo físico.
- ¿Qué decir del desconocimiento de los pocos derechos laborales que aún conserva el magisterio? Imposición de nombramientos no reglamentados como “jornada única”, “jornada global” o “jornada completa”, aumento de la asignación académica, y el inequitativo pago de unas horas extras que no se compadece con el trabajo realizado y el detrimento de la autonomía institucional. Tales procedimientos demuestran el clima imperante en la relación entre el magisterio y la alcaldía.
Señor alcalde Peñalosa: así no se puede poner en práctica una verdadera jornada única. Lo que se advierte es una descarada improvisación que llevará al hacinamiento, al caos, a la desnutrición y al desconocimiento de las garantías laborales. Lo que se fragua en Bogotá y en Colombia es un remedo de la auténtica jornada única, una burla, que no contribuirá a elevar los niveles de calidad en la educación sino, antes bien a degradarla.
Ante semejante panorama, y los oídos sordos de la administración Peñalosa, llamamos a los maestros, a los padres de familia, a los estudiantes y a la comunidad a unir esfuerzos contra una política educativa tan dañina y anodina. Las negociaciones y diálogos que se adelantan habrán de acompañarse con la indispensable movilización social y la resistencia civil. De la firmeza y magnitud de las mismas, dependerá la conquista de una educación digna, de calidad, universal, pública y gratuita para todos, tal como debe ser. Así se derrotará el proyecto de educación privatizador y mediocre peñalosista.
@antonietacano