Muchos niños del Caquetá, habitantes de diferentes veredas, después de terminar su ciclo escolar y sin recursos necesarios para llegar a una ciudad a estudiar, creen que la mejor y más fácil solución es hacer parte de los diferentes grupos de la FARC, " nos vamos para la guerra y luego nos desmovilozamos y nos quedamos ganando un millón ochocientos" puntualizó uno de los jóvenes que creen que enfrentar una ciudad es muy difícil donde prima la politiquería, donde las oportunidades son para las personas que tienen años de experiencia y que tienen títulos universitarios, donde todo pasa por la rosca y lo malo de la rosca es no estar en ella .
Las necesidades que se viven para poder llegar a los centros educativos es pésima. "Centros Educativos", suena bonito, verdad, pero en realidad muchos de estos sitios están en los peores estados y lo único que miramos en las paredes de los mismos son retratos de los altos mandos de las FARC. Ahora, ni para qué hablar de los docentes, que muchos de ellos son solo título y no cumplen con las horas que deben para enseñar. Mejor dicho, qué será de estos niños que van a una institución con los sueños despiertos, pero que al llegar se encuentran con propuestas que van en contra de estos.
Triste y desoladora es la situación que está pasando con estos jóvenes en los lugares más apartados del país, donde todo parece ser color de rosa; donde crees que se respira tranquilidad. Y es ahí donde llegan estos personajes, los de la guerrilla, a hacerles el lavado de cerebro a los niños, induciendo al manejo de armas y a enseñarles cómo se debe disparar, regalando pequeños instrumentos para el combate.