El Centro Nacional de Memoria Histórica en conjunto con el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad Nacional, hicieron el lanzamiento de la investigación denominada “limpieza social: una violencia mal nombrada”.
La Red de Prensa Alternativa del Sur Occidente Colombiano rpaSUR, dialogó con el autor de la investigación, el profesor del instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional Carlos Mario Perea, miembro además del Consejo Nacional de Paz, para quien “ el nombre de limpieza social denigra de forma profunda a la víctima y se hace la operación contraria que es heroisar al victimario, por eso hay que llamarla como lo que es, por eso la llamamos exterminio social.”
Exterminio social que se viene ejecutando desde finales de los años 70 y que sin embargo, no se tiene un registro serio de las miles de víctimas que ha generado. El único seguimiento que existe en el país, es el adelantado por el CINEP, que da cuenta de 5000 víctimas entre los años 1988 y 2013, una práctica que se ha extendido en los centros urbanos de 28 departamentos.
Según Perea, hay cuatro tipos de victimas del exterminio social: “los delincuentes menores, los consumidores, las sexualidades alternativas y los improductivos o habitantes de calle. En Bogotá las víctimas son los jóvenes, sobre todo en Ciudad Bolívar, quienes se han convertido en un objeto de las operaciones de exterminio y sin embargo el Estado enmudece y no dice nada, absolutamente nada”
El profesor Perea destaca que en la investigación se identificaron cuatro perpetradores en el exterminio social: “los vecinos de los barrios o juntas de acción comunal, las bandas delincuenciales locales, los actores armados en especial los paramilitares, quienes confirmaron que su proyecto pasaba por la guerra contrainsurgente y la limpieza social y el cuarto victimario son los cuerpos de seguridad del estado, en particular la policía, la cual aparece implicada de todas las maneras en estos ejercicios, pues la gente los señala siempre y por muchas razones”.
El exterminio social debe ser considerado un delito de lesa humanidad según Perea, pues “primero hay una lesión profunda de la conciencia ética de la humanidad, segundo actúa sobre la población civil y tercero sucede de manera sistemática, pues está comprobado que esto opero con rigor sobre poblaciones en el intento de exterminarlas”.
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