Y cuando digo todos me estoy refiriendo a todos los partidos políticos que de una u otra manera lo apoyaron en alguna de sus dos elecciones, y son culpables porque en las dos ocasiones sabían que él no podía ser candidato. Muchos dirán hoy que no nos podemos adelantar a lo que las autoridades digan, que debemos esperar y no lanzar juicios apresurados, pero es que Caldas no aguanta más zozobra, no resiste una interinidad más, no quiere otra pésima administración por culpa de caprichos electorales de unos cuantos gamonales.
En siete años los caldenses hemos visto cómo el departamento ha tenido más gobernadores que avances para su desarrollo, todo ha sido un retroceso que pasa de administración en administración sin lograr cumplir al menos los años de gobierno, iniciando en el 2008 con Mario Aristizábal Muñoz y reviviendo lo sucedido con Guido Echeverry Piedrahita en la actualidad.
La tabla anterior muestra que con la segunda elección de Guido, se cuentan siete gobernadores en menos de siete años, es decir, uno por cada año, toda una desproporción política y un desgaste electoral; así no hay departamento que aguante, ni sociedad que resista.
Con esta nueva elección quedo demostrado que Guido es un hibrido de las dos coaliciones políticas, primero inició con la A conocida como Yepo-Barquista y después fue reciclado por la B, integrado por el Partido de la U y Salvación Nacional, todo un esperpento desde cualquier punto de vista, cómo si no hubieran más candidatos, cómo si las ganas de desgracia la tuviéramos a flor de piel, cómo si no existieran más liderazgos en el Departamento o cómo si no nos importara la crisis que ocasiona una mala elección por no pensar en opciones alternativas que se proponen en elecciones.
La crisis administrativa que ha generado la destitución de los últimos gobernadores en Caldas, ha dejado muy mal parado al departamento con problemas presupuestales, donde su empresa más emblemática, La Industria Licorera, ha permanecido inactiva algunos años por inconvenientes de gobernabilidad debido a la poca constancia en el poder de sus gobernantes; ya que se conoce que cada administración llega con su gente y por ello, la Licorera también ha tenido algunos cambios constantes en la gerencia, esto genera una desconfianza por parte de la sociedad hacia esa organización.
Nadie duda de las ’buenas intenciones’ del gobernador electo,
pero eso no lo puede eximir de culpas;
sus ansias de poder y las de los grupos políticos que representa, no le permitieron tomar buenas decisiones
Nadie duda de las ’buenas intenciones’ del gobernador electo, pero eso no lo puede eximir de culpas; fueron sus ansias de poder y la de los grupos políticos que representa, las que no le permitieron tomar buenas decisiones, pero como siempre, nadie asumirá la responsabilidad y seguro tampoco nosotros haremos que las asuman; terminaremos pagando nuevas elecciones, como hace tres años y volveremos a creer en los mismos.
Lo de Guido es culpa de todos, aunque tenemos que excluir de estas culpas a los ciudadanos responsables y críticos que no votaron por él, a esos ciudadanos que pese a las encuestas electorales y al favoritismo mediático, decidieron votar por otro candidato, lo anularon o marcaron el voto en blanco. Pero como justos pagan por pecadores, hoy tenemos todos que cargar con esta cruz y soportar estoicamente los errores de otros.
@julianelpolit
