En latitudes opuestas, con protagonistas disímiles y en circunstancias sin comparación, es posible relacionar el Pacto de Múnich entre Inglaterra y Alemania --antes de la Segunda Guerra Mundial-- con el Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las FARC, que se está llevando a cabo en La Habana.
Conviene comenzar con un breve repaso de lo que sucedió en Europa. Checoslovaquia tenía una franja de terreno ocupada en su mayoría por alemanes. Se denominaba "los Sudetes". Hitler ya había anexado Austria al Tercer Reich y clamaba por anexar la parte germana de Checoslovaquia, sin reparar en la soberanía ni en nada.
Mr. Chamberlain, primer ministro de Inglaterra, lideró el grupo que se trasladó a Múnich y, con intenciones de evitar la guerra, le permitió a Hitler ocupar los "Sudetes", acto que se protocolizó en el Pacto de Múnich.
A su regreso a Inglaterra, Chamberlain, entre otros pronunciamientos, expresó lo siguiente: "toda Europa ahora podrá encontrar la Paz". Ya instalado en la casa de gobierno agregó: "queridos amigos, esta es la segunda ocasión en nuestra historia que desde Alemania regresa la paz con honor a 10 Dowaining Street".
En el entretanto, a Winston Churchill ni siquiera el whiskey lo aplacaba. Expresó aquella famosa frase en la que se resume todo: "a usted le dieron a escoger entre el deshonor y la guerra. Escogió el deshonor y usted tendrá guerra". (you were given the choice between war and dishonor. You chose dishonor, and you will have war).
Premonitorio. Seis meses después del Pacto de Múnich, Hitler, no conforme con los "Sudetes", se anexó el territorio completo de Checoslovaquia y, a los seis meses, en septiembre de 1939, comenzaría la Segunda Guerra Mundial.
¿De dónde acá surge surge una comparación con el Acuerdo de Paz que se adelanta en Colombia?
Porque Churchill, acompañado por unos pocos, sabía quién era Hitler, y sabía lo que pretendía.
En Colombia parece que el Gobierno no sabe con quien está negociando. Conviene mencionar que está negociando con un grupo de forajidos que maneja la parte más voluminosa de las ventas de coca en el mundo, que genera en el país unos ingresos cercanos a los que genera el café.
Por lo cual, en lo que a la Paz respecta, la deducción es simple: las FARC no van a renunciar a semejante negocio. ¿Qué va a pasar entonces si se firma la Paz? una hipótesis: que Timochenko saldrá para la Presidencia de la República, si le va bien en su gestión política, lo cual es posible. Le sobran recursos para impulsarla con intenso proselitismo.
En consecuencia, con Timochenko o sin Timochenko, la guerra continuará con sus horrores mientras las FARC continúen con su negocio llamado narcotráfico.
Adicional, indispensable tener en cuenta el monumento descomunal a la impunidad que se está levantando en Colombia. Para estremecerse, por decir lo menos. Se está negociando con unos delincuentes que compiten con los más desalmados del mundo. El término "justicia"que no se pronuncie porque no se está aplicando.
Y qué del precedente que se está sentando. "Fácil", comentarán los facinerosos. "Hagámosle que así seguiremos acaudalando y mire que eso paga". Tarde o temprano negociaremos con el gobierno. Además nos darán subsidio.
No es exagerado. De los procesos para la paz anteriores, la guerrilla salió fortalecida después de que había sido reducida al mínimo, como consiguió hacerlo Turbay en su gobierno.
Uribe logró limitarla de manera ostensible y otra vez otro proceso de paz. Este que se adelanta, que ojalá no se firme. Y que se vaya sabiendo, como lo supo Churchill en su momento. Se están socavando los principios fundamentales que debe de tener un país, todo para satisfacer unos delirios equivocados.
