Se podría decir que desde las épocas independentistas, el pueblo pastuso ha sido rebelde respecto de las decisiones criollas, aunque la oposición de Agustín Agualongo a la independencia obedecía en ese entonces a una fuerte lealtad al rey de España. Él sí logró advertir que no sería una independencia completa, es decir, que no se aboliría la esclavitud como efectivamente sucedió y que seríamos dominados por aquellos criollos hijos de españoles, como efectivamente sucede desde hace más de 100 años.
La tradición conservadora del hoy Nariño, se ha venido diluyendo con los nuevos tiempos. La influencia de nuestros vecinos ecuatorianos ha creado un ambiente distinto en el territorio. El “progresismo” ha sido una nueva bandera, así como las nuevas luchas de la población joven que se identifican como provincianos en un país demasiado centralizado, en donde hasta el Deportivo Pasto es un referente de rebeldía al centralismo.
Por su parte, el Centro Democrático desde su aparición no ha tenido buenos resultados en el territorio. En la primera vuelta de las elecciones presidenciales su candidato de entonces Óscar Iván Zuluaga, apenas pudo ganar en 9 municipios pequeños de los 64 con los que cuenta el departamento. Sus resultados electorales le adjudicaron un escueto de 19, 25% seguido muy de cerca por Clara López, del Polo Democrático con un 17.16% ganadora en 6 municipios de los 64, entre ellos la segunda ciudad más importante del departamento: Ipiales. El gran ganador fue Santos con un 42.88% resultado conseguido en 49 municipios, en medio de un panorama confuso, atravesado en ese entonces por las reivindicaciones del paro cafetero (muy fuerte en la zona norte del departamento) y el posterior Paro Agrario que convocó de manera general al conjunto de la población nariñense.
Los grandes derrotados fueron Martha Lucía Ramírez con un 11,05%, apoyada por la plana congresista de los conservadores en el departamento, así como los senadores Eduardo Enríquez Maya y Miriam Paredes y los representantes Liliana Benavides y Oscar Fernando Bravo. Y Enrique Peñalosa con un 5.62% sin ninguna posibilidad.
Para la segunda vuelta, los resultados serían aún más estrepitosos. Ya con las alianzas partidistas oficializadas, el dilema entre votar por el menos malo o no votar, hicieron mella en el electorado. 66.08% a favor de Santos y 31.35% para Zuluaga reflejaban el nivel de aceptación de la propuesta uribista que incluso tomó muchos insumos de las reivindicaciones populares, entre ellas las de los dos paros campesinos con lo cual lograron confundir especialmente a la zona norte del departamento. Y con una muy fuerte inyección de dinero a líderes comunales, oportunismo y corrupción.
Para las pasadas elecciones regionales, los uribistas utilizaron una nueva estrategia que pintaba novedosa e innovadora en términos de táctica y marketing político. Como es su costumbre, utilizaron listas cerradas a todas las corporaciones. Esto permite mayor facilidad a la hora de votar; una táctica para el analfabeto y el adulto mayor que aun vive y muere por el partido conservador. Sus afiches y propaganda en general eran de la misma característica que la imagen del tarjetón; pretendieron crear una costumbre visual en el votante con un mensaje directo al subconsciente para que distinguiera fácilmente la imagen de Uribe que lleva su logo e incluso para que se decidiera si estaba indeciso. Tácticas que muy poco sirvieron, pus su candidato a la gobernación de Nariño --Eduardo José Alvarado Santander-- un médico cirujano electo dos veces alcalde de Pasto solo obtuvo un 2.27% en las elecciones por debajo de Jhon Rojas del partido de la U, Afranio Rodríguez del Polo y Nelson Leiton de la ASI. El gran ganador fue Camilo Romero del Partido Verde , el AICO y el MIRA en una alianza que se llamó Somos Nariño. Romero con un pasado por el Polo como senador y los progresistas de Petro. En alcaldía el Centro Democrático no ganó ni una sola en Nariño, ubicando al partido en general en todo el departamento con un 1.71% de los votos en la doceava posición de los partidos y movimientos políticos del departamento.
Su candidato a la alcaldía de Pasto se quedó rezagado con un 5.09% por debajo de Gustavo Núñez de Cambio Radical (el candidato del alcalde de entonces Harold Guerrero) con 16.90%, y el abrumador Pedro Vicente Obando del movimiento Ciudadanos por Pasto de tendencia centro izquierda, con un 73.60% de los votos que lo convirtieron en el actual alcalde de la ciudad. En el concejo de Pasto solo lograron una curul cuando esperaban al menos 6 de las 19 que son, resultados que son propios de un partido minoritario.