En Bogotá nos sorprendimos hace poco por una fuerte declaración del alcalde Enrique Peñalosa, donde señala a los trenes ligeros (LRT) de ser un cáncer. En esta declaración los acusó, además, de necesitar una cerca de 40km que solo atrae drogadictos, y aseguró que el BRT mueve 5 veces más pasajeros que el tren de cercanías que más moviliza en el mundo. Preocupa mucho que el alcalde está empezando a mentir sistemáticamente para apoyar sus puntos de vista; lo hizo cuando aseguró que la Reserva Van Der Hammen no tenía estudios que la avalaran, cuando tiene más de 45 que la sustentan; lo hizo al asegurar que tenía estudios de metro elevado y hasta con su supuesto doctorado.
Debo empezar por decir que los trenes de cercanías que más personas transportan en el mundo mueven hasta 160 mil pasajeros hora sentido (PHS). Esto es 4 veces más que Transmilenio y 20 veces más de lo que asegura el alcalde. Sin embargo, el metro ligero proyectado para Bogotá (LRT-TRAM) REGIOTRAM está proyectado para empezar a funcionar con algo más de 10 mil pasajeros hora sentido (PHS) y una capacidad máxima de 13.500 PHS. Hay que aclarar que los metros ligeros como el de Jerusalén tienen una capacidad máxima de 22mil PHS, muy cercana a los 25mil de Transmilenio, en donde esta capacidad es posible gracias a que sus trenes pueden transportar 740 personas y su frecuencia máxima es de dos minutos. Sin embargo, en ciudades como Salzburgo funcionan con frecuencias menores; todas estas cifras con un máximo de 6 pasajeros por metro cuadrado.
El alcalde miente también cuando dice que pasar las intersecciones es todo un problema y que se necesitan rejas de 40 km que atraen inseguridad. Por el contrario, muchos estudios han demostrado que los LRT valorizan como pocos modos de transporte su entorno generando plusvalía, algo que contrasta con el BRT que en Bogotá no ha generado un impacto positivo, aunque tampoco negativo. Esto lo demuestra un estudio realizado por la Universidad Nacional. Para sustentar estos dos puntos, lo mejor es mostrarles un video del tren ligero de Jerusalén y de un LRT en Australia:
Pero lo peor de las declaraciones de Peñalosa, que han generado un duro enfrentamiento con el gobernador de Cundinamarca, es que no es coherente hacer Transmilenio hasta Facatativá, decisión que no solucionaría el problema de la entrada a Bogotá. El Regiotram es un regalo de Cundinamarca y la Nación a Bogotá, ya que, a diferencia de Transmilenio --donde el distrito tiene que hacer el 90% de la inversión-- para el Regiotram no debe poner un peso, es decir, 0% de inversión. El propio distrito ha dicho en varias ocasiones que no tiene el presupuesto para hacer más troncales a las proyectadas, entonces ¿qué sentido tiene rechazar este generoso regalo? Aterra pensar que el alcalde de Bogotá rechace un sistema de transporte donde la ciudad no debe poner un peso, que tiene 5 años de estudios, por una idea de más Transmilenio que se ve absolutamente lejana y no soluciona el problema de la entrada a la ciudad.
Pero esas no son todas las ventajas del Regiotram. Es un transporte con cero emisiones, mucho más amigable al ambiente que el BRT. Además, ocupa entre 40 y 55% menos espacio que el BRT en vías. En los tramos suburbanos, el REGIOTRAM alcanzará velocidades de hasta 110 km/h, casi el doble del Transmilenio que al ser un modo de transporte no guiado (sin riel) no puede por motivos de seguridad superar los 60 km/h; un viaje más rápido es un viaje de mayor calidad, esa palabra tan ausente en nuestro transporte público.
No es la única declaración que está causando rechazo entre expertos en movilidad, su anuncio de suspender el cable de San Cristóbal y hacer uno con fines turísticos hacia la Calera también genera polémica. Este anuncio aumenta los temores que muchos teníamos sobre que el alcalde gobernará para unos pocos, cuya preocupación es a donde van a ir el fin de semana a divertirse y no para la mayoría que sufre a diario para ir al trabajo o a estudiar.
Me preocupa profundamente que las declaraciones de Peñalosa, sin sustento técnico y que faltan a la verdad, no estén movidas por su deseo de ayudar a la ciudad, sino por un trancón de intereses que lo lleva a rechazar los trenes ligeros, que son la competencia natural del BRT.
@ingeniero0013
