El 9 de abril, fecha en que se conmemora el día de las víctimas en todo el país, en la UPZ Bolivia de la Localidad de Engativá, se llevó a cabo el programado BOGOTAZO AMBIENTAL.
Mediante una nutrida marcha acompañada de expresiones artísticas y ambientales que inició en el C. C. Unicentro de Occidente y culminó en el Puente de Guaduas de la Calle 80, residentes de los barrios Ciudadela Colsubsidio, Cortijo, Bolivia, Bochica, La Faena, Engativá Pueblo, Senderos de Engativá, Quirigua, Normandía, La Granja, Villas de Granada y otros, y miembros de los colectivos ambientales y sociales, Yo Soy Humedal, Mesa Ciudad y Territorio, Unidos por Los Humedales, Mesa SocioAmbiental de Occidente, Mesa Ambiental de Engativá, ECORECUPERAR, Comité Ambiental La Faena, etc., se pronunciaron en contra de las decisiones tomadas por la CAR, SDA y EAAB con las cuales se pretende sepultar el Humedal Cortijo y todo el ecosistema que lo compone, para construir encima de él, la segunda fase de la PTAR Salitre, con graves consecuencias y perjuicios ambientales, de salud, sociales y económicos para los residentes y vecinos de este populoso sector.
Además, del descontento generado por la falta de información y socialización de los aspectos básicos del Macroproyecto y de cada uno de sus componentes técnicos, ambientales, sociales, económicos y presupuestales, de acuerdo a información manejada por líderes y vecinos del sector, con el actual diseño y ubicación de la segunda fase de la planta de tratamientos de aguas residuales, se presentarían entre otros, los siguientes problemas:
- La fase II de la PTAR Salitre, pretende construirse sobre una reserva ambiental de 113 hectáreas de acuíferos y corrientes de aguas subterráneas.
- La planta producirá emanaciones tóxicas y olores desagradables, directamente sobre la población residente en el sector, teniendo en cuenta que su construcción estará a menos de 100 metros de los conjuntos residenciales.
- Se generará mayor proliferación de roedores, vectores y se incrementará el número de casos de enfermedades respiratorias y gastrointestinales.
- No se ha realizado una fase seria de socialización y divulgación del proyecto, existiendo total desconocimiento sobre el mismo, en un alto porcentaje de la comunidad vecina.
- El proyecto tendrá incidencia negativa y pondrá en riesgo inminente el valle aluvial del rio Bogotá y el humedal Tibaguya (Cortijo), ecosistemas vitales en la recuperación del mismo rio y amortiguadores de los efectos del cambio climático.
- Se afectará de forma negativa a algunas especies endémicas y en peligro de extinción que habitan en el ecosistema, como el pato turrio y la monjita bogotana; lo mismo que el curí, el pato canadiense, la comadreja, ranas, lechuzas y búhos.
- Desde el punto de vista patrimonial familiar, con el proyecto, se afectará el valor comercial de las viviendas.
- La comunidad se siente traicionada y manipulada, ya que las entidades para la conformación de la Mesa de Concertación creada para estudio y análisis de cada uno de los aspectos que conlleva el desarrollo del proyecto, no tuvieron en cuenta a residentes del sector, sino que designaron y dieron la vocería a representantes de organizaciones que no hacen parte de los barrios afectados, ni los representan, pero si toman decisiones inconsultas y a sus espaldas, como en el caso del acuerdo de compensación, donde se determinó sepultar el ecosistema natural el Cortijo, y a cambio, “construir” un humedal artificial más grande. Queda en claro, que en ningún momento hay oposición al proyecto de descontaminación del Rio Bogotá -lo que se considera una necesidad apremiante-, pero en lo que si se es enfático, es en que desde ningún punto de vista se puede aceptar una solución que a todas vistas no soluciona el problema del rio, pero si empeora la situación de un grueso grupo de bogotanos.
En la marcha no sólo participó la comunidad y los ambientalistas, sino que también estuvo presente el burgomaestre de la ciudad -representado en una gran cabeza de cartón con voz similar-, una edilesa y dos ediles, dos de los cuales, se comprometieron en público a apoyar a la comunidad en sus pretensiones, varios medios de comunicación comunitaria y canal capital, y un grueso grupo de agentes de policía, que como es común en estos días, “acompañan” cualquier manifestación que realicen los ciudadanos bogotanos para la exigencia de sus derechos.
El gran personaje del día y de la marcha, fue un juguetón perro negro, que con mucha conciencia -quizá más que la que tienen algunos tercos funcionarios públicos- acompañó durante todo el trayecto a los marchantes y después de esta, se pegó a un grupo de personas que decidieron hacer una visita al territorio del humedal Cortijo.
Como un llamado, es tiempo que las entidades entren en razón y no traten de pasar por encima de esta preocupada comunidad, no sea que se repita lo que sucedió hace unos años, cuando a toda costa y sin contar con la comunidad, en este mismo lugar se pretendió implementar la construcción del proyecto Parque de Reciclaje El Cortijo. La comunidad se movilizó, se organizó y el proyecto fracasó.
@juanchoNSA