La comunidad LGBTI ha logrado cambios importantes al interior de sociedades recalcitrantes y moralistas. Aquí en el mundo occidental, especialmente, han logrado abonar un terreno en donde discutir sobre matrimonio y adopción entre personas del mismo sexo ya no se considera tabú. Tanto así, que la legitimación de las uniones de personas del mismo sexo y género es una realidad en Colombia. En el trabajo, en la escuela e incluso en el hogar las reflexiones de la sociedad occidental no solo gravitan alrededor de una scientia sexualis, donde el debate es sobre lo prohibido e inmoral generalmente, es justo ahora cuando se discute abiertamente sobre el ars erótica del amor homosexual, transexual y transgenero. Es precisamente en esta área donde considero que la comunidad LGBTI y aquellos consabidos homosexuales, que no desean pertenecer a ninguna comunidad, tenemos aún mucho que reaprender.
Percepción del YO y el AQUEL como seres sexuados
La creación de la comunidad LGBTI resulta, en cierta manera, de un rechazo a las normas, moralismos y deshonores de la sociedad de facto. Pero el imaginario colectivo de la comunidad LGBTI tiene males similares: estigmatización de la identidad sexual, segregación, violencia de género e irrespeto.
Es común en hogares, calles, bares, restaurantes, y aplicaciones para la comunidad LGBTI estigmatizar a personas por sus formas de hablar, vestir, y actuar. Comentarios con cargas semánticas fuertes crean un ambiente de segregación al interior de una micro sociedad castigada por sus diferentes pero valiosas opciones de vida. No se hasta qué punto denominar a una persona como 'pluma', 'machorra', 'arepa' sea un marcador que indique inclusión o respeto.
En nuestras sociedades latinas la identidad sexual surge en gran medida desde la validación en nuestro hogar, nuestras amistades y círculos sociales. Si la familia no rodea a alguien en su seno por sus opciones sexuales, la comunidad LGTBi con su trato peyorativo y estigmatizador entre sus propios integrantes puede contribuir a que varios homosexuales se sientan aún más impugnados y vulnerados. La reflexión sobre cómo la identidad de género es la vivencia interna e individual de como cada persona experimenta y reflexiona profunda- mente sobre su vivencia personal del cuerpo (que comprende la modificación de la apariencia o la función corporal) y otras expresiones de género, incluyendo la vestimenta, el modo de hablar y los modales es una reflexión que los LGBTI deben hacer con urgencia.
La segregación y la violencia de género son pan de cada día. Las minorías de cualquier índole somos victima de diferentes vulneraciones como asesinatos, violaciones, torturas, dilaciones arbitrarias, desaprobación de los derechos de expresión e información, sin mencionar las de discriminación en el empleo, la salud y la educación. Constantemente nos quejamos entre sí por estos hechos de ignominia y humillación. Sin embargo, el comportamiento de algunos miembros del LGBTI es consecuente con ese panorama que describo. Es común que entre ellos se agredan, se calumnien en privado o en público, se limiten y ‘bloqueen´ en sitios sociales y virtuales en donde se etiquetan y se matonean. Es común que mientan acerca de su aparente monogamia y salud sexual. En esta última una gran parte de esta comunidad tiene mucho que aprender acerca de prácticas sexuales saludables, lo cual los lleva a contagiarse entre sí de diversas enfermedades de transmisión sexual las que sobrellevan otras peores como el deterioro de su salud emocional y física. Aún así nos seguimos preguntando: ¿Por qué los demás nos violentan en nuestro género? ¿Estamos haciendo lo suficiente desde nuestro propio ser para respetar nuestro genero y el del otro? ¿No debería germinarse ese cambio desde nuestra propio seno comunitario LGBTI?
Valoro los logros de varias personas e individuos por defender nuestros derechos y realidades ya que han arriesgado sus vidas y bienestar por defendernos. Valoro que muchos sientan que la opción sexual y de género que escogieron los haya emancipado y unido a sus familias, amigos y demás. Valoro que muchos se legitimen y apoyen entre si dentro de sus micro-grupos sociales. Esa es la invitación de los seres humanos en la vida: amarse, apreciarse, apoderarse entre si. Sin embargo no podemos negar que los LGBTI tiene que mirar mas allá del arte que es ‘salir del clóset’ y mantenerse fuera de él. La verdadera reflexión de la realidad de hoy es como legitimarnos, respetarnos y no discriminarnos entre si.