Más molestia que sorpresa ha causado en la planta de periodistas de El Tiempo la invitación que han recibido de sus directivas para que ayuden a vender suscripciones del periódico. "Véndele una suscripción a tu papá, a tu novia, a tu suegra, a tus amigos, a tu amigovio, a tu tío que está en otra ciudad, en fin a todos los que quieras", reza la comunicación del diario capitalino a sus reporteros. Los que más vendan pueden ganar televisores, teatros en casa, tablets y portátiles. En la sala de redacción del edificio de la calle 26 se respiran aires de nostalgia y se evocan los días en que El Tiempo era sólo un periódico, no una empresa más del conglomerado financiero de Luis Carlos Sarmiento.