Este jueves 17 de marzo más de un millón de personas en todo el país saldremos a las calles. Mujeres, hombres, jóvenes, adultos mayores, estudiantes, trabajadores de todos los sectores, formales e informales, que viven en el campo y la ciudad, comunidades negras e indígenas, pensionadas y pensionados, taxistas, camioneros, todos y todas decidimos empezar a parar.
Mañana vamos a calentar, como en el fútbol. A ver cómo estamos de piernas, de aire, de fuerza. Nos preparamos para el Gran Paro Cívico Nacional, que le haga entender a este gobierno que la construcción de una paz completa, con justicia social, estable y duradera, requiere cambios trascendentales en los problemas de la ciudadanía. Necesitamos una paz con garantías y oportunidades para expresar nuestras ideas y poder construir un país incluyente, equitativo, con bienestar y sin pobreza; que no nos maten, como a Klauss, ni nos persigan como a Feliciano.
La crisis que vivimos hoy es una nueva crisis del modelo económico que nos imponen hace 40 años, y del extractivismo que tenemos hace 500, cuando menos. Santos, al igual que Uribe que hoy posa de opositor, no han hecho más que agudizar esta situación, y han sido los responsables principales de los últimos 16 años de violencia e inseguridad, hambre y desplazamiento. Se han enriquecido, de la mano de las empresas, a costa de todas y todos los colombianos.
Hoy con cortes de agua y luz en todo el país, un salario mínimo indigno, las tarifas más altas del transporte en América Latina, con ríos secos y hambrunas extendidas. En medio de un proceso de paz, no podemos ser ciegos a esta realidad tan evidente. La paz en nuestro país tiene que ser un gran acuerdo participativo. Un gran diálogo sobre los conflictos más sensibles y las realidades más urgentes.
Por eso si usted no se ha decidido a salir a marchar, porque cree que movilizarse y parar no sirve, quiero contarle los siguientes datos, para que vea que parar sirve:
- Aunque hoy el salario mínimo es una miseria y la informalidad es la salida para más de la mitad de la población, este junto a la afiliación a salud y la protección de una pensión, se lograron por marchas, movilizaciones y paros de trabajadores. Son una conquista del movimiento obrero de hace más de 100 años. Hemos ido perdiendo estas garantías y es momento de volver a las calles a recuperarlas, y mejorar las condiciones de los trabajadores y sus familias.
- En 1993 los vecinos y vecinas de Ciudad Bolívar en Bogotá, barrio construido para las personas en desplazamiento, en una jornada de paro un 11 de octubre, lograron centros de salud, la sede de la Universidad Distrital, entre otros beneficios. Hoy debemos exigir nuestros derechos de nuevo en todas las ciudades.
- En 2013 y 2014 el movimiento campesino, agrario, afro e indígena salió a movilizarse y logró poner en evidencia la gran crisis del campo colombiano, de donde provenimos como país, y de donde se alimentan las extendidas ciudades. Hoy nos movilizamos para exigir el cumplimiento de los acuerdos que firmó el gobierno comprometiéndose con el país de mejorar las condiciones del campo, pero que nunca se hicieron efectivas.
- Muchos sectores, regiones, comunidades, grupos de personas, que se organizaron y que decidieron movilizarse han logrado victorias y triunfos, mejoras en las condiciones de vida. Además se visibilizan los problemas, los conflictos, la gente se entera, se suma, se solidariza. No podemos permitir que sean “los del poder” quienes decidan cómo debemos vivir, porque siempre han querido para nosotros y nosotras la miseria y la explotación.
Quiero hacer un llamado a todas y todos los colombianos para parar y salir a las calles, veredas y barrios porque queremos un país con vida digna, con paz completa, con cambios, con inclusión, con justicia social, sin corrupción, ni violencia, vamos a las calles este jueves 17 de marzo. Vamos a vernos las caras como compatriotas, como ciudadanas y ciudadanos, a llevar a las calles el carnaval de alegría que somos, y a seguir construyendo el gran paro cívico nacional.