Varios chistes contra la Policía Nacional circulan por las redes sociales. Una Institución tan necesaria para la sociedad ahora es objeto de burla en lugar de recibir una crítica implacable y seria por su corrupción moral interna.
La principal acusación contra la Policía Nacional no es que a su interior haya existido o exista una Comunidad del Anillo, caracterizada por la prostitución homosexual masculina. Los y las policías tienen el derecho a que se les respete su gusto sexual, pero lo que sí es repudiable, condenable, imperdonable, es que asesinen a una cadete por conocer demasiado sobre la red involucrada.
Tampoco son perdonables las bandas criminales conformadas por policiales para saquear apartamentos, como ocurrió en Bogotá; para traficar con estupefacientes, como sucedió en las ollas del centro de la capital; para estafar a transportadores, como lo hicieron en Nariño, cargándolos con coca o marihuana para después ordenar a sus compinches de los siguientes retenes el cobro de la respectiva 'coima'.
Y esto apenas es una muestra, sin mencionar las violaciones de los Derechos Humanos y las arbitrariedades cometidas a diario, junto al tenebroso ESMAD, en la disolución de mítines y manifestaciones.
Sabemos que una gran parte de la sociedad está corrompida y en medio de tanta podredumbre social no es fácil vivir a la usanza de quienes aún respetan las directrices de la Ética tradicional, de la recta moral.
Cuando el ejemplo de rectitud moral debería darse desde los poderes públicos y en estos lo que abunda es la corrupción, ¿Qué podemos esperar de los estratos inferiores donde cunden la ignorancia, las necesidades vitales, el rebusque, la infelicidad, el sálvese como pueda?. La pregunta del millón: ¿Cómo puede una persona con el antecedente non santo de haber sido motor de la Comunidad del Anillo llegar a ser Gobernador de un Departamento.? Pregúntele al exgobernador del Casanare, Jeison Jair Castellanos.
Argumentan algunos que la Policía se ha corrompido debido a sus bajos salarios. Si es por esa causa o excusa, entonces extendámosla a toda Colombia porque la situación es difícil para la mayoría, cuando un salario mínimo no alcanza ni para la alimentación de una familia; cuando el desempleo abarca el 10 ó 15% de la población económicamente activa, cuando la informalidad llega al 40 ó 50% de la PEA, y cuando, en contraste, un sector considerable de la élite, estratos 5 y 6, disfrutan de salarios entre 14 (más de 20 veces el mínimo mensual) y 70 millones
A propósito, les hago esta ingenua pregunta: ¿Cómo haría el General Palomino para llegar al pináculo de la sociedad ostentando una enorme fortuna representada en tractomulas? ¿Trabajando honradamente?
En todo caso, esta podredumbre no desaparece con el cambio del Director de la Policía Nacional. Aquí está comprometida la moral pública y privada del país, por ello los cambios tienen que ser estructurales, incluyendo entidades estatales y privadas, restableciendo los valores inherentes a un Estado decente.