Como lo que espera a que caiga algo, de quienes ahí sientan. Así, nos acercamos los colombianos, viejos jóvenes, mamás, hijos, negros, blancos, trans, etc. al 23 de marzo, fecha fijada entre el gobierno y las Farc para firmar lo que en la mesa y entre ellos consideraron relevante.
Ningún gobernante, llámese presidente, gobernador, alcalde, senador, ministro, secretario burócrata, tampoco los jefes guerrilleros, ni los capos, u otra figura, hoy le asoma en el subconsciente, el panorama que se nos viene encima si antes de que se levanten de la mesa gobierno y Farc, no asumen ambas partes un compromiso alrededor de la juventud colombiana, que evite una guerra mayor a estos 50 años de guerra con este grupo armado
Faltando 20 días, al igual que todo este tiempo de conversa, champán, y demás, los 6000 jóvenes que hoy hacen parte de las filas guerrilleras, están en el limbo. Nadie le llama esto la atención. Pero este “vacío” ese “desliz” que nadie ha querido tocar, es la vía libre para llegar a las Bacrim.
Mientras esa generación de 50 para allá que nos gobierna, ve esto tan lejano, nosotros lo sentimos respirando en la nuca y recorriendo el camino que tiene a Guatemala como unos de los países con mayor indicie de violencia, por cuenta de las Maras, que no son más que jóvenes que nadie miró en la mesa de allá, nadie se inmutó referirse a ellos y hoy son grandes capos, depredadores de lo que a su paso encuentran.
En la mesa, entre quienes tienen asiento, ninguno quiso tocar el tema de entregar las rutas del narcotráfico, que durante décadas sostuvo económicamente la feria de balas, esa era la raíz, por donde se debió haber empezado la discusión y donde los jóvenes hemos sido la materia prima de lado y lado, desde los que raspan la coca hasta los que la consumen, todos jóvenes, pero a nadie intereso siquiera susurrar, así el único actor transversal de la guerra, hayamos sido los jóvenes, es decir víctimas y victimarios.
Desde hace unos días con un grupo de jóvenes iniciamos un recorrido por las regiones del país con la apuesta que junto a otros líderes en los departamentos, en un momento tan importante para nuestra historia, renunciemos a llevar el cartel, o la paloma de cartón, la camiseta o la cachucha.
Nos llegó el momento de sacar debajo de la mesa
qué pasará con la juventud colombiana
después de la foto, después de la firma
Nos llegó el momento de sacar debajo de la mesa qué pasará con la juventud colombiana después de la foto, después de la firma. Donde se abandone el comité de aplausos que algunos intentarán montar. En esta generación Colombia tiene criterio, talante para saber cuáles son las prioridades de una reconciliación. Somos conscientes de que los verdaderos cambios y lecciones en el mundo han llegado de abajo hacia arriba y no de los gobernantes a los ciudadanos.
Mandela tuvo claro que para la reconciliación de Sudáfrica la base eran sus jóvenes, hoy y no está Mandela ni varios de sus protagonistas pero, en efecto esa sociedad transita hacia la reconciliación.
Contrario a lo que no interesó a los de la “mesa que busca de la reconciliación”, los hogares colombianos, sientan y seguirán sentando sus jóvenes a la mesa, sus hijos, sus sobrinos, y nietos el futuro al lado. Ellos van a la mesa, se sientan y ocupan su espacio, no son el futuro, mañana, esperen, usted es muy joven... blablablá.
PD: Muchas gracias a los jóvenes de Medellín y Santander, por tan maravillosa convocatoria para debatir y demostrar que somos una generación con criterio. Muy distinta a quienes nos gobiernan. Si los jóvenes van debajo de la mesa… no hay nada. Una paz sin jóvenes, es una paz mal hecha, y una paz mal hecha, es peor que una guerra.
#SinjuventudNO
@joiasfiesco