Me persiguen las preguntas. En esta ocasión sucedió en un pequeño café al que voy casi a diario, frente a una prestigiosa clínica de la ciudad. La pregunta que escucho, casi más una afirmación es: ¿Entonces me va usted a formular mis productos, no es cierto doctor? , le dice la visitadora al médico sentado frente a ella y que acaba de recibir un regalo que la compañía farmacéutica le envía a través de su representante.
¿Estrategia de mercadeo? ¿Coerción? Cruenta realidad.
Los médicos somos niños chiquitos esperando el "dulce" que nos trae el visitador. ¿Será que ante el estrés cotidiano nos gusta revivir la apertura de la caja de cereal para esculcar en el fondo el juguete que trae? Juguete representado en lapiceros, marcadores, memorias USB, elementos para el examen clínico, el "desayunito" o la merienda y cientos más. Nos convertimos en niños grandes esperando la invitación al congreso nacional o extranjero, paseo incluido. Pero la situación no queda allí, incluso dinero contante y sonante ha sido entregado y recibido. Cheques según formulación han sido reales. No sé de favores sexuales, humanos somos y no sería raro que sucediera. Simples ejemplos de lo que es más que conocido, de lo que sucede a diario. No por ello debemos dejar de cuestionarlo, de preguntarnos por la ética, por los valores, por los intereses ocultos de parte y parte, siendo esto lo que me motiva a escribir al respecto.
El intercambio de productos, vale decir regalos por formulación, es uno de los males que aqueja a la medicina y que mina su credibilidad. Es un componente más de aquellos que nos bajan del pedestal. Siendo el médico pilar fundamental de la sociedad, es innegable que su rol como modelo de integridad debe permanecer o rescatarse, según sea la situación de cada cual. Un valor no negociable, la integridad.
¿Sabían ustedes que la fórmula que expide el medico es escaneada en la farmacia sin que usted lo autorice? ¿Sabía que esta fórmula es parte integral de la historia clínica y por tanto privada? Al escanearla se vuelve pública y se vulneran los derechos del paciente y su privacidad. Queda expuesta la enfermedad que padece a través del medicamento, por ejemplo un antirretroviral para el sida. Ética en el manejo de lo privado, vendida por un comercio sin escrúpulos.
Siempre, vale decir de mucho tiempo atrás, han existido estas situaciones, no tan explícitas, no tan esperadas. Lo que es peor, es que ahora se ven como naturales, se ven como derecho o deber adquirido, ni siquiera se cuestiona su moralidad. Los médicos lo ven como la única posibilidad de asistir a congresos, facilitado esto por los bajos ingresos económicos. Intereses contrarios al juramento Hipocrático.
La secretaria del médico al lado de mi consultorio me cuenta el hecho cercano de ver salir un visitador con "cajas destempladas" y a su jefe prohibiendo que dicho visitador volviera. Había propuesto viaje al congreso de cardiología en California. Nunca imaginó el representante de la industria farmacéutica, avalado y motivado por sus jefes, salir con un regaño de semejante magnitud, ante una propuesta indecente por decir lo menos. Ciertamente quedan médicos íntegros.
El llamado es a todos lo que lo hacen, a tomar conciencia y poner el freno. Puedo parecer arando en el desierto, pero tengo la esperanza de que no sea así. A mi alcance solo está aplicarlo y hacer este llamado, no tengo poder sobre compañías o colegas. No debemos esperar a que los hechos dejen de suceder, está solo en nosotros poner el tatequieto, saber decir "NO" rotundo, firme, valeroso. El paciente también puede poner su grano de arena en una nueva construcción confiando en los laboratorios que producen para servir y no por el beneficio económico.
A la representante a quien me referí al comienzo de este escrito, la reprendí en ese mismo instante, para obtener una única respuesta —era una broma—, sin palabras ante semejante disculpa.
Existen leyes al respecto, códigos de ética, pero así como en muchos campos de la vida humana, está más que demostrado que leyes, penas y sanciones no logran frenar la conducta cuando está movida por intereses que superan el temor al castigo.
Abramos los ojos y la conciencia para evitar las "estrategias de mercadeo" inescrupulosas, no solo de las farmacéuticas, sino del comercio en general. Quien quiera saber como nos manipulan las empresas, simplemente estudie un poco lo que actualmente se denomina neuromarketing y quedará asombrado como juegan con nuestra mente y emociones, logrando que tomemos decisiones inconscientes, para beneficio de los grandes poderes económicos.
Médico fisiatra.