El fin del colonialismo no significó un cambio en las disputas de límites por el control del Darién, ni tampoco en las pretensiones de Panamá, Cartagena y Antioquia de arrebatarle a Popayán el dominio del Chocó. Antioquia que por más de dos siglos no reclamó salida al mar, después de la independencia, con base en la cédula real que creó la gobernación antioqueña en la época de la conquista, inició un proceso de reclamación de dominios en el Darién.
Fue por eso que la clase dirigente antioqueña, en cabeza del dictador Juan del Corral, en desarrollo de su política de expansionista, propusieron en 1813 a la dirigencia chocoana la anexión del Chocó a Antioquia. Planes que fracasaron en 1814, cuando los chocoanos rechazaron la propuesta y se anexaron a Cundinamarca.
La anexión del Chocó a Cundinamarca fue porque no querían formar parte de Cartagena, ni de Panamá, ni de Popayán y menos de Antioquia: querían ser una provincia autónoma. Pero por las políticas expansionistas que pusieron en marcha las provincias vecinas, el Chocó, como mecanismo de defensa para conservar su integridad territorial, prefirió seguir bajo el amparo del Cauca.
Es dentro de ese contexto que Antioquia desarrolla su política para tener salida al mar y traza la primera ruta del futuro camino al golfo de Urabá para desarrollar el proceso de colonización hacia occidente y Urabá y, además, el control del comercio del Chocó.
Salida al mar que logró después de intensas maniobras políticas, económicas y mercantiles de Francisco Montoya, Manuel Arrubla, Juan de Dios Aránzazu y otros comerciantes paisas, quienes por las calidades de prestamistas del gobierno, tuvieron gran influencias en las decisiones en el gobierno de Santander.
Francisco Montoya, además de tener el monopolio de la navegación a vapor por el río Magdalena, pretendía controlar el del Atrato e igualmente había obtenido una franquicia para la construcción de canal interoceánico por Panamá.
De hecho, estos líderes paisas lograron que el gobierno de Santander en 1831, segregara del Chocó, la banda oriental del Atrato desde la desembocadura del río Arquia hasta el golfo de Urabá y la anexará a Antioquia. Por esta decisión del gobierno de Santander, se desató otro ciclo en los litigios de límites en la región, entre antioqueños y caucanos, debido a que el Chocó desde 1824 formaba parte del Cauca. Pero en 1832, cuando se promulgó una nueva división política del país, como consecuencia de la disolución de la Gran Colombia, dicho territorio volvió a formar parte del Chocó.
De allí en adelante empezó un arduo litigio entre antioqueños y caucanos que tuvo asociadas al control del monopolio del comercio del Chocó, la navegación por el Atrato, la expansión de la frontera agrícola, la explotación maderera, la apertura del camino hacia Urabá y la construcción de un futuro canal interoceánico.
Por eso los antioqueños forzaban nuevas definiciones de límites en la región. En respuesta a sus pretensiones en 1847, el gobierno fijo los límites y determinó que la región pertenecía al Chocó. Siete meses después, en otro proceso de negociación política, el gobierno de Tomás Cipriano de Mosquera, de nuevo cedió aquel territorio a Antioquia.
Los litigios continuaron hasta 1850, cuando el gobierno de José Hilario López, lo segregó de Antioquia y lo anexó al Chocó. En 1863, en la Convención de Rionegro, los presidentes de los Estados del Cauca y Antioquia, firmaron un tratado donde el Cauca cedía a Antioquia dominios desde el nacimiento del río Andágueda hasta su desembocadura en el Atrato y de allí siguiendo el curso de este hasta su desembocadura el golfo de Urabá. Tratado que no fue ratificado por los diputados caucanos. Fueron tan fuertes los intereses de Antioquia por anexarse el Chocó, que en 1885, un grupo de políticos antioqueños le propusieron al gobierno del Cauca comprar el territorio chocoano a cambio de dinero para la construcción del ferrocarril Cali-Buenaventura. Propuesta que fue rechazada por caucanos y chocoanos. Continuará.
@j15mosquera