Señor Director:
Con extrañeza y, no puedo ocultarlo, con indignación, he seguido y reclamado en los últimos meses por una secuencia de notas informativas publicadas por Semana, en sus versiones digital e impresa, dirigidas a cuestionar mi coherencia, idoneidad y desempeño como funcionario de la Administración de la Bogotá Humana liderada por Gustavo Petro, candidato a la Alcaldía y al Concejo y, finalmente, como concejal electo, elaboradas con evidente sesgo y carentes del rigor periodístico que por años caracterizó a la revista.
Para que la anterior afirmación no sea interpretada como una exageración o expresión de susceptibilidad, y hacer evidente un afán deliberado de causar perjuicio a mi imagen y credibilidad pública, que considero no hace parte de una determinación editorial sino de la agenda malintencionada de algún interés particular, hago un breve recuento de las ultimas informaciones que me involucran con las respectivas aclaraciones que he debido hacer a la revista.
En la recta final de la campaña en la que presenté mi candidatura al Concejo de Bogotá, con el objeto de señalar una incoherencia en mis posiciones, con el título Cuando Petro y Morris hacían videos en la plaza de toros y entrada explicativa “Cuando ejercía como senador, el actual alcalde de Bogotá y uno de sus escuderos, participaron en un programa de TV en medio de la plaza de toros La Santamaría, mientras algunos toreros practicaban sus rutinas”, el 5 de octubre de 2015 se publicó un capítulo del programa periodístico Contravía sobre paramilitarismo. Efectivamente el especial fue realizado en la plaza de toros, ambientado con escenas irónicas de faenas taurinas como un rechazo simbólico a la barbarie, explicación que se omitió con la finalidad de afectarme con una supuesta contradicción en mis posiciones, como lo señalé en solicitud aclaratoria que fue ignorada.
El 16 de octubre de 2015, apenas a una semana de las elecciones, en forma apresurada, se induce la duda sobre si Hollman Morris ¿podría estar en apuros? para destacar que “La Personería de Bogotá adelanta una investigación contra el comunicador por presuntas irregularidades en un contrato para programas de televisión.” Como se lo hice conocer de inmediato a las directivas de la revista, el periodista omitió, y luego dijo desconocer al momento de redactar la información, la resolución en la que la Personería ordenó, con mucha anterioridad, el archivo de la indagación que según el titular tendría en apuro al candidato, sembrando duda sobre mi honorabilidad y la viabilidad de mi postulación. Con posterioridad se agregó mi solicitud aclaratoria pero sin desmentir lo afirmado.
Fui elegido Concejal con una de las mayores votaciones de la ciudad pero la mala intención, disfrazada de interés ciudadano, ha continuado desde las páginas de Semana. Apenas posicionándome del espacio de trabajo en el cabildo en CONFIDENCIALES SEMANA.COM (2016/01/1) se miente sobre La oficina blindada que pidió Hollman Morris para desarrollar una nota intrigante: “El concejal progresista Hollman Morris, la única ficha que le quedó al exalcalde Gustavo Petro en el cabildo distrital, le hizo una petición particular a la Presidencia de esa corporación. Aunque aún no han empezado las sesiones del Concejo, Morris solicitó a los integrantes de la mesa directiva que se reforzaran las medidas de seguridad en la oficina que le sería asignada. Pidió que las ventanas fueran reforzadas con vidrios blindados.” A pesar de que expliqué lo solicitado, para nada relacionado con blindajes, desmentí enfáticamente esa afirmación y de que no pudieron corroborarlo, mi solicitud de rectificación fue publicada reafirmando el embuste.
Si bien todo lo relacionado es grave y, en honor a la ética y el rigor periodístico, debió tener correctivos, por el contrario, en la última edición (NACIÓN | 2016/02/13) nota Guerra sucia contra TransMilenio, se dictamina que “Los ataques contra TransMilenio de la semana pasada fueron más una respuesta a una convocatoria con tintes políticos, que una protesta espontánea”, en referencia a las manifestaciones de inconformidad por las deficiencias del sistema de transporte, y, en habilidosa deducción, me incluyen como instigador de un complot de sabotajes a partir de un par de tuits, en los que en ejercicio del derecho de opinión, expresé mi posición sobre la problemática. Según la elaboración conspirativa, “Justo el día de los ataques a TransMilenio, el concejal progresista Hollman Morris publicó un tuit en el que calificó de “digna” la rabia contra los buses rojos”.
Desde cuándo, cual censor medieval, un periodista tiene la facultad y el medio lo permite, de armar conjetura criminal a partir de una frase simbólica en un país que goza, o a ello aspiramos siempre, de la garantía en el ejercicio de los derechos políticos y constitucionales y libertad de opinión y expresión. Aberraciones similares se intentan a partir de los pronunciamientos del exalcalde Gustavo Petro. Que había el propósito de perjudicarme con la nota lo demuestra el hecho de que se omitió informar que personalmente, el día viernes 12 de febrero en la mañana, le solicité a la Fiscalía General de la Nación se me investigara ante afirmaciones ligeras de funcionarios de la Administración Distrital que podrían implicarme en los actos vandálicos, que como ciudadano he rechazado enfáticamente así como defiendo la protesta pacífica.
Qué concepción de democracia, derechos políticos y libertad de expresión tiene alguien que denuncia que “El activismo de Morris y Petro en redes hace parte de un entramado digital que, desde antes de la posesión de Peñalosa, invita a los bogotanos a protestar contra varias decisiones del nuevo alcalde, algunas de las cuales han sido falsas.” Y más grave aún ¿Es consciente que la insinuación de conexiones de mis opiniones con un plan criminal, constituye en sí misma un delito a menos que las pueda probar?
Señor Director, como colega que se la ha jugado con lealtad por hacer respetar la profesión y la ha ejercido con rigor, y que ahora busca ampliar de manera legítima el escenario de acciones y de impacto de su compromiso por la paz, los derechos humanos y la democracia, le reitero que guardo la confianza de que esta permanente agresión no es una determinación editorial si no un ejercicio individual desatinado que tendrá los adecuados correctivos.
Así mismo, espero en adelante una relación mutua constructiva y de respeto. Desde este cargo de elección popular, reivindicó aún más el papel fundamental del periodismo en la construcción de la democracia mediante el seguimiento, control y denuncia de las actuaciones de los funcionarios públicos, eso sí, apegado a los máximos estándares profesionales y éticos. En esa causa cuenta siempre con mi colaboración.
Con la solicitud de que esta comunicación sea publicada con el despliegue de las notas referidas.
Del Señor Director,
Hollman Morris
Concejal de Bogotá
Movimiento Progresistas