La cruzada contra el aborto en el barrio Teusaquillo

La cruzada contra el aborto en el barrio Teusaquillo

Católicos asedian día y noche la sede de la Fundación Oriéntame, donde se realizan legalmente interrupciones voluntarias de embarazo a cientos de mujeres

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febrero 21, 2016
La cruzada contra el aborto en el barrio Teusaquillo

Con el ‘Miércoles de Ceniza’ inició un sermón permanente para varios vecinos del barrio Teusaquillo, en Bogotá, y específicamente para los visitantes y empleados del Fundación Oriéntame, que ofrece información y procedimientos médicos –seguros y legales– a las mujeres que están considerando el aborto. Desde entonces y hasta el próximo 20 de marzo (40 días), unos y otros deben tolerar día y noche las ceremonias religiosas, cánticos y rezos ininterrumpidos que sobre la vía pública realiza un grupo de católicos comprometidos con una cruzada contra el aborto.

Se autodenominan “ángeles de la vida” y con guitarras y canticos religiosos se hacen sentir sin descanso. Pero no sólo en Teusaquillo frente a la iglesia Santa Ana, ante la cual está la sede de Oriéntame, también en otras diez ciudades del país: Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga, Montería, Cúcuta, Manizales, Pereira, Tuluá y Tunja. Todos conforman el capítulo Colombia de una movilización católica internacional que anualmente se congrega para objetar a su manera el derecho al aborto en al menos 20 países. En Colombia es la segunda vez que se realiza. Los simpatizantes de la iniciativa confían en que esta vez habrá más gente que el año pasado cuando se observaron hasta 150 personas frente a la sede de Oriéntame, donde desde hace diez años realizan las interrupciones voluntarias que autoriza la ley. Los críticos de la cruzada “40 días por la vida”, temen que así será.

“Esta campaña es el inicio del fin del aborto”, explican dos de los activistas instalados frente a Oriéntame. De momento –lunes por la noche– son apenas diez apostados en la acera, rezando el rosario de rodillas, pero tienen cerca de 30 sillas disponibles para quienes deseen sumarse. Durante el día, cuando las mujeres o empleadas de la fundación se disponen a entrar a la sede, los activistas las abordan y les entregan, amablemente, algún versículo de la biblia y lo que ellos mismo llaman un ‘kit de oración’, es decir, un rosario, alguna estampilla o volantes con sermones que las invitan a la reflexión.

Cristina Villareal, directora ejecutiva de Oriéntame sostiene que aun que se guarden las buenas maneras esta situación es incómoda y puede resultar peligrosa para las mujeres: “Todos los asuntos relacionados con la salud sexual y reproductiva son temas íntimos, complejos, y el que las mujeres encuentren estas presiones al ingreso de nuestra sede puede significar un riesgo para ellas. Para evitarse esa situación puede que algunas prefieran no venir y que opten por otros servicios clandestinos, inseguros e ilegales, con los riesgos que ello implica”, dice.

Desde el otro lado, y como coordinadora de la cadena de oración en Colombia, Pamela Delgado, afirma: “En ningún momento obligamos a nadie a nada. Sólo somos coherentes con el profundo dolor que tenemos frente a la situación del aborto, que se está presentando casi como un método anticonceptivo, olvidando que lo que hay en la barriga de una mujer es una vida humana. Lo mínimo que podemos hacer es ir a la calle para orar por estas mujeres, para que de alguna manera se les presente una luz y vean otra opción. Lo único que hacemos es entregarles una tarjeta y decirles ‘Mira, estamos orando por el fin del aborto en el mundo y en Colombia’”. Y al preguntarle por qué esta cadena de oración debe hacerse en los exteriores y no en las iglesias la coordinadora se remite al Papa Francisco: “Él nos invita a ir a las periferias, a esos lugares lejanos, oscuros a donde nadie va, para llevar el mensaje amoroso de Jesucristo. Fuimos llamados en el caso de Bogotá esa periferia es Teusaquillo, porque es un barrio que está lleno de centros abortistas, es un lugar de muerte, adonde se practican abortos cada minuto, un lugar adonde nadie quiere ir, pero nosotros estamos llamados a ir para dar un mensaje de luz a las muchas mujeres que caminan por esas calles”.

La misma escena que por estos días se ve frente a Oriéntame, en Bogotá, se replica en otros tantos centros médicos y sedes de Profamilia en una decena de ciudades a lo largo del país, adonde las mujeres acuden para ejercer el derecho al aborto, legalizado en Colombia desde 2006, como se sabe, frente a tres casos específicos: cuando la salud de la madre está en riesgo, en caso de malformación del feto y en el evento de una violación.

Otro punto del debate es si está debidamente autorizada la campaña “40 días por la vida”, la cual usa espacio público e implica en alguna medida la alteración de la convivencia en los vecindarios en los que se concentran los activistas. Estos argumentan que sólo están haciendo uso de su derecho a la libre expresión. “Legalmente uno puede hacer una manifestación pacífica en el espacio público sin ningún problema, si no se invade el espacio público. Nosotros oramos de píe, tenemos algunas sillas que a veces las ponemos sin obstaculizar… Entonces legalmente no hemos tenido inconveniente”, dice Delgado, quien admite que –como lo registran múltiples fotos y videos– en algunos días el número de personas reunidas se puede contar por decenas.     

“Nosotros le preguntamos formalmente a las autoridades si esa campaña estaba autorizada, y sólo obtuvimos respuesta de la alcaldía local, la cual dice que no han solicitado permiso”, dice al respecto la directora de Oriéntame, quien además advierte que en Estados Unidos, donde surgieron estos grupos contra aborto en 1977, la protesta pacífica se radicalizó y luego escaló a violencia, con un saldo de 8 médicos asesinados por fanáticos.

En Colombia, otro aspecto preocupante es el que se registra en las redes sociales con las que la campaña dinamiza su convocatoria. Tanto en el Facebook (40 Días por la Vida-Colombia) como en el Twitter (@40diascolombia) se observan fotos y videos de personas que son registradas sin autorización al ingreso o salida de los centros médicos, con lo cual su derecho a la intimidad personal y familiar queda en entredicho. Por estos canales se observa también cómo la Policía, no sólo toleró sino que participó y hasta brindó apoyo logístico para la realización de esta cruzada contra el aborto legal, el año pasado.

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