Arranca un año difícil para la economía del país y para Ecopetrol. Comenzando enero, y luego de diecisiete meses de vertiginoso descenso, la cotización del petróleo WTI y Brent se derrumbó en niveles históricos, 28 dólares, repercutiendo negativamente en los ingresos de Ecopetrol y en los del gobierno, cuya cuenta corriente de balanza de pagos se ha visto gravemente afectada por la caída de la renta petrolera. Tal ha sido el desbalance que el Ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, tuvo que modificar las metas fiscales del país, pues las proyecciones financieras para este año se fijaron con base a cálculos que al final le resultaron erráticos al ministro, pues basó sus metas de financiación en un barril a precio de 50 dólares, cuando en estos momentos oscila entre los 28 y los 33 dólares.
El déficit es grave y amenaza con acercarse a niveles muy peligrosos, si además del petróleo, otros factores como el alto precio del dólar, la inflación, el encarecimiento de la deuda externa, la caída aun mayor de las exportaciones frente a las importaciones, el desempleo, y el empobrecimiento general de la población no se detienen.
Ecopetrol es la principal empresa del país, cuyos dividendos financian al Estado colombiano. Pero en estos momentos la empresa sufre el peso de esta crisis, la cual se refleja en una reducción drástica de sus utilidades, en un deteriorado del flujo de caja, y en el desplome espectacular de sus acciones en la bolsa, que este año alcanzó niveles sin parangón, al valorarse la acción por debajo de los 1000 pesos.
Esta coyuntura Santos decidió enfrentarla con un revolcón en la cúpula de la empresa, poniendo en la presidencia a un prohombre del neoliberalismo en Colombia, Juan Carlos Echeverry, quien fuera Ministro de Hacienda durante el desfalco que se presentó en el proyecto de ampliación y modernización de la refinería de Cartagena Reficar por cuenta de la multinacional CB&. Tema que se ha convertido en un vergonzoso escándalo nacional.
La agenda del nuevo presidente de la empresa ha sido clara desde el comienzo, viene a bajar costos para así poder equilibrar el flujo de caja de la empresa, y para alcanzar dicho propósito, se ha propuesto desmantelar a Ecopetrol y a privatizarla por partes.
El primer segmento agolpeado por Echeverry fue la exploración, cuyo monto sufrió un recorte del desmedido al pasar de US$1.560 millones a US$503 millones (-67%) en 2015 y US$660 millones en 2016. Hecho grave si se tiene en cuenta que al país le quedan escasos 2.445 millones de barriles de petróleo, reservas que alcanzan para unos seis años de consumo. La decisión de Echeverry es reorientar la actividad exploratoria hacia los bloques oceánicos en alta mar, los cuales hasta ahora han tenido poco éxito, y renunciar a hallazgos en áreas continentales, donde actualmente se desarrolla la casi totalidad de la producción petrolera del país.
El otro segmento golpeado será la producción de petróleo. Se anuncia una caída de la producción a partir de este año y, contrario a robustecer esta actividad, Echeverry está preparando la venta de los campos petroleros menores, que representan el 70% de los campos a cargo de Ecopetrol, los cuales producen, según Campetrol, unos 140 mil barriles de petróleo día.
El segmento del transporte y almacenamiento de hidrocarburos y refinados de Ecopetrol a cargo de su filial CENIT, está también en la mira de Echeverry y del gobierno. Cobra cada vez más fuerza la petición de que Ecopetrol ponga e venta una parte, o la totalidad de esta filial, como lo sostienen algunas agremiaciones del sector y algunos agentes del sector financiero, en el marco de lo que se ha dado a conocer como el programa de enajenación de activos no estratégicos, que además incluye la venta de la participación de Ecopetrol en ISA, en la Empresa de Energía de Bogotá, EEB, y de sectores estratégicos como la petroquímica, donde Ecopetrol acaba de autorizar deshacerse de su participación en Polipropileno del Caribe.
Hay que tener en cuenta que el CENIT es actualmente "la joya de la corona" de Ecopetrol. Creada en 2012, registró en el primer trimestre del año pasado utilidades netas por $695 mil millones, que representa el 48.7% de utilidades de Ecopetrol, un alivio para la estatal petrolera en estos tiempos de menores ingresos y un error craso su enajenación.
Otro segmento, dentro de la cadena petrolera que fue golpeada por Santos y por el presidente de Ecopetrol es el de la refinación y la producción de derivados, pues se decretó la suspensión indefinida del Plan Maestro de la Refinería de Barrancabermeja, PMRB, el cual planteaba ampliar y modernizar sus instalaciones, generando empleo y jalonando la economía local de Barrancabermeja y del todo el magdalena medio.
Pero existe un sinsabor. Mientras Ecopetrol enajena y desmantela segmentos de la empresa so pretexto de enderezar el desbalanceado flujo de caja, el gobierno del presidente Santos le impone gravámenes que la destruyen financieramente. El Impuesto a la Riqueza de la última Reforma Tributaria le quitó a Ecopetrol en sólo el primer trimestre del 2015 la suma de $612 mil millones. Un completo despropósito. Tampoco se entiende la posición del gobierno de mantener en Ecopetrol una política de dividendos lesiva para la empresa, puesto que la despoja del 80% de sus utilidades, las cuales son repartidas entre el gobierno y los accionistas, mientras que a la empresa se queda con un pobre 20%, que no le alcanza para amortiguar la actual caída del ingreso, y mucho menos potenciarse como empresa.
Y es que la responsabilidad de los gobiernos ha sido un factor determinante en esta crisis. No hay que pasar por alto el hecho de que si en estos momentos Ecopetrol no cuenta con ahorros que le permitan conjurar el impacto negativo de la actual coyuntura, es porque el gobierno anterior se gastó los recursos de la última bonanza petrolera que hacían parte del Fondo de Estabilización Petrolera, FEP, el cual fue derrochado y luego liquidado.
Finalmente, decir que a pesar de que Ecopetrol enfrenta una dura prueba, no por esto debe afirmarse que la empresa está en la bancarrota, como Pacific Rubiales Company y otras petroleras, las cuales no soportaron el ciclo bajista del petróleo. Ecopetrol sigue siendo una empresa rentable, de lejos la más rentable del Estado colombiano, con utilidades que le siguen a las de la banca.
Es cierto, el crudo ya no está en 100 o 140 dólares como otrora. Hay una nueva realidad. Pero este gobierno sólo ve a Ecopetrol como su caja menor; quiere, con Echeverry como ejecutor, desmantelar a la empresa, y enajenarla a pedazos.
Pero no se lo permitiremos.