A Alejandra Azcárate le faltan 86 462 neuronas para ser irónica. Eso explica por qué siempre se descacha, por qué nunca es graciosa. Cuando intenta usar el humor negro que algunos tontos le endilgan termina, como sucedió ayer, demostrando su fascismo ramplón en el video, que de una manera artera, manipuló el Centro Democrático para hacerle creer a los dos millones de incautos que la siguen en redes sociales que ella está haciendo militancia contra el proceso de paz.
Azcárate es una de esas figuras que usan las falsas democracias para hacerle creer a la gente que existe una verdadera libertad de prensa, que acá cualquiera puede ejercer la ironía e irse lanza en ristre contra todo. Heredera de la frivolidad de Isabella Santodomingo, los círculos de poder le sueltan con toda confianza los micrófonos porque saben que es inofensiva, que no tiene la lucidez para irse de lleno contra los poderosos, que a lo sumo le hará bullying a las gorditas, a los negros, a los campesinos, a los pobres chambones que no sabemos usar los cubiertos fríos. Por eso es que le hacen creer a ella y a los tontos que la siguen que es graciosa, punzante, inteligente y, sobre todo, escandalosa.
El primer escándalo por el que empezó a convertirse en celebridad ocurrió en la Universidad de Los Andes cuando fue expulsada acusada de plagiar un examen. Después se fue a Boston en donde a troncas y a mochas pudo sacar su título de periodista en el Emerson College. Regresó a Colombia a presentar en City y de pronto algún productor descriteriado, que tal vez quería levantársela, la convenció que era graciosa y que perfectamente podía hacer un Stand Up Comedy. En un país que cree que Isabella Santodomingo hace humor fino cualquier cosa puede suceder.
Su ego crecía paralelo a su fama de irreverente. Trabajar con ella, a no ser que uno sea Eva Rey, es un suplicio. Los que han compartido set o cabina coinciden en que la Azcárate no deja hablar a nadie y pordebajea las opiniones de sus compañeros. Es por eso que lleva años rebotando entre Caracol y RCN: es una papa caliente que nadie quiere tener en las manos.
En declaraciones a Félix de Bedout ayer en un programa de la tarde, la diva se mostró furiosa porque siente que la sacaron de contexto. Si ella dio estas declaraciones, en donde entre otras cosas insinúa que a los guerrillos hay que matarlos, es porque acababa de ocurrir lo de la muerte de los 11 soldados en Buenos Aires, Cauca. Que como ha pasado tanto tiempo de esos hechos hasta acá (apenas ocho meses) ella ha recapacitado y cree que la paz bien merece un chance.
Qué bueno que hasta una uribista purasangre como la Azcárate le dé oso expresar libremente su guerrerismo. Ojalá también se arrepienta de haberse metido con Tomasito, el hijo del expresidente y tal vez su conquista más preciada. Si no hubiera sido por doña Lina, quien no gustaba de ella por cougar, hubiera sido bastante probable que Alejandrita terminara emparentada con el señor del Ubérrimo.
Lo de ayer fue un día glorioso para el humor colombiano: Alejándra Azcárate, ella mismita, se puso un bozal. Esta insulsa versión de Tina Fey desaparecerá de los escenarios colombianos un buen tiempo. Sus seguidores extrañarán sus monológos unos meses pero seguro aparecerá otra intentando hacer humor fino siendo clasista y excluyente.
De pronto Martín de Francisco se anime y vuelva a ocupar el trono que alguna vez le cedió a Alejandra.
