En el transcurso del último mes, se han oficializado los acuerdos sobre Justicia Transicional para la Paz y la Verificación al Cese al Fuego, entre la insurgencia de las Farc-Ep y el Gobierno Nacional, que llevan negociando en La Habana, Cuba desde el año 2012. En medio de las negociaciones de paz, se han sumado aperturas en el debate nacional y algunos medios de comunicación han participado, los cuales se han atrevido a mostrar una cara del conflicto armado ocultada por más de 50 años. Esto no significa que ampliar la información y trabajar para la paz sea sinónimo de ser “afín a la guerrilla”, como dirían en Caracol Radio el día 18 de enero.
La nota es una reseña sobre el video realizado por la Agencia Prensa Rural, titulado Fin de año con las Farc, un trabajo periodístico hecho en un lugar donde varios de los grandes medios nunca han podido o no han querido llegar. En el primer párrafo de la nota escrita en el portal de Caracol Radio dice: “La agencia Presa Rural, medio independiente y afín a la guerrilla, muestra el día a día de los campamentos de las Farc el pasado diciembre durante el cual hubo celebraciones de navidad y fin de año acompañadas de comida tradicional y licor.”
Más allá de la suspicacia o la simple inocencia, preocupa que medios hegemónicos sigan estigmatizando a quienes muestran una realidad distinta a la que estos se han dedicado a imponer durante décadas. Tal vez para el autor de la reseña, todo aquel que viva en Colombia y se atreva a ir a hablar con los actores del conflicto armado, que no sean militares ni policías, y permitirles dirigirse al país, sea igual a hacer propaganda para la organización insurgente.
Por ejemplo, medios como The Guardian del Reino Unido, Pacifista, que es propiedad de VICE y Al-Jazeera se han atrevido también a visitar los campamentos guerrilleros y abrir los micrófonos a los actores, visibilizándolos no como criminales o terroristas, sino como hombres y mujeres militantes de una organización política a nivel nacional en medio de las negociaciones de paz, trabajando por ella, discutiendo y proponiendo sobre la terminación de la guerra.
Los medios poderosos, generadores de (su) opinión a nivel nacional, como diría el profesor Carlos Medina Gallego “han jugado un papel de carboneros de la guerra", han impuesto de tal manera sus formas de comunicar, que cualquier otra, para el público y sus mismos trabajadores de a pie, puede parecer panfletaria, parcializada o poco objetiva. Seguramente aquellos redactores, a quienes se les limita sus fuentes y a partir de allí tienen que construir una noticia, no lo hacen malintencionadamente, a veces al informador se le desinforma. Si no, basta con ver el titular en Noticias Caracol los últimos días, sobre los tenis de Timochenko ¿Predica pero no aplica? ‘Timochenko’ fomenta el comunismo calzando tenis Nike, donde se puede evidenciar fácilmente la poca información y la limitada investigación sobre lo que es la ideología comunista y el tratar dicho tema como si fuera una religión.
Mientras tanto, la Agencia Prensa Rural, el medio alternativo realizador del video documental desde el campamento guerrillero, entre otras cosas, se define con la vocación de “romper la censura impuesta por el Estado y los medios masivos de comunicación a las organizaciones sociales de las regiones donde se desarrolla el conflicto social, político y armado. Nuestro trabajo es con las organizaciones campesinas, indígenas y afrocolombianas, para acompañarlas y apoyar su proceso organizativo, y para contar al mundo la realidad del conflicto.”
El conflicto --que no es sólo entre guerrillas y Estado-- nos toca a todos los colombianos y quienes lo viven permanente y directamente en las regiones más alejadas del país son callados, invisibilizados por los grandes medios. Mientras la APR nace con el objetivo de darles voz, de mostrarle no sólo a Colombia sino al mundo los procesos organizativos que apuestan y trabajan permanentemente por la paz, muchos de ellos también son estigmatizados de ser “afines a la guerrilla” por los grandes medios y las FFAA.
Ya que para muchos, en este país es pecado y motivo de señalamientos, discriminación, amenazas y miles de veces la muerte el pensar distinto o interesarse por la verdad más allá de lo que informan o desinforman en la TV o la Radio tradicional.
Es suficiente ya, con los problemas que enfrenta la Agencia para poder informar desde el campo colombiano. Al ser desde zonas de conflicto, donde el ejército ha sido victimario, también ha obstaculizado fuertemente su labor y se ha dedicado a señalar al medio de comunicación alternativa como una colectividad auxiliadora de la guerrilla, por denunciar los crímenes y por resaltar la organización que otros callan.
Además, el paramilitarismo ha amenazado públicamente al medio, en zonas ferozmente atacadas por este fenómeno.
Como miembro del Noticiero Barrio Adentro, medio alternativo que busca también informar desde otros ámbitos, como nuestros barrios, donde vive el pueblo trabajador de la ciudad, donde se presentan problemas como el microtráfico, la limpieza social, la discriminación, altos índices de criminalidad, la corrupción, etc. y hasta problemas de movilidad, me preocupa bastante que se siga estigmatizando de manera irresponsable en un país plagado por paramilitares, tanto de militancia como culturalmente.
Señores, Caracol Radio, nosotros los medios alternativos, aquellos que no contamos con grandes grupos económicos para respaldarnos, ni de los que somos propiedad, a los que nos cuesta bastante esfuerzo y sacrifico hasta el movilizarnos para cubrir cualquier cosa, nos preocupan estos señalamientos. Nuestro trabajo es día a día por la paz de Colombia, mostramos la realidad desde la vivencia, no desde las oficinas, los invitamos a construir la paz e ir por los caminos de la reconciliación.
No podemos esperar que mientras la paz se firma en La Habana, entre nosotros sigamos señalándonos a causa del desconocimiento del otro, o del mismo pero desde la realidad. Nosotros no señalaremos de manera irresponsable a los medios que entrevistaron a Carlos Castaño como “afines” al paramilitarismo.
Así, humildemente señores, el llamado es a que se unan, o mejor dicho, nos unamos a construir la paz desde la comunicación. A no sumarle al discurso de señalar al otro, al que se le niega totalmente mientras a los “míos” se les idealiza. A pensar por unos minutos la magnitud de lo que puede parecer un simple dato, y puede terminar en algo lamentable contra la integridad de un colega. Demostremos pues, el conocimiento de lo que implican estos señalamientos en un país azotado por la guerra por más de medio siglo. En síntesis, el llamado es a informar, la mejor manera de trabajarle a la paz.