Sin duda alguna, la ideología política latinoamericana ha tenido varias corrientes representativas de los pensamientos políticos de sus pueblos a través de la historia. Esto hablando históricamente desde el periodo de las independencias americanas de la Península Ibérica durante el principio del siglo XVIII. Desde entonces, han sido varios los impulsos de nuestros pueblos para tratar de crear y formar repúblicas participativas, inclusivas y democráticas, las cuales en algunos momentos de la historia se han visto secuestradas por gobiernos caudillistas de izquierda y de derecha, oligarquías y aristocracias de ambos bandos, los cuales han querido centralizar el poder única y exclusivamente para sus intereses y así poder dominar desde un sentido machista, arbitrario y contraproducente, las dinámicas políticas de nuestra región.
Ignorantes son aquellos que invocan a un tal libertador, Simón Bolívar, para tratar de activar a un proceso de revolución independentista y democrático en sus naciones, pues no saben que a pesar del valor de su legado como libertador parcial de Sur América, Simón Bolívar también quiso ser un dictador y centralizar plenamente todo el poder de la Gran Colombia bajo el establecimiento de una constitución monárquica la cual le daría a el, único y total poder como gobernador y como presidente de dicho estado soberano. Bien hicieron los federalistas Páez, Sucre y Santander, al buscar independizarse de estas ideas centralizadas con las cuales coqueteaba constantemente Simón Bolívar.
Desde entonces, caudillos han aparecido, gobernado y masacrado a pueblos y han hecho de Latinoamérica lo que ellos han querido a su antojo, para luego desaparecen en la historia como vil demonios que han dejado huellas de dolores y tristezas imborrables para sus ciudadanos. Aquellos regímenes como el de Castro en Cuba, el de Trujillo en la República Dominicana, o el de Pinochet en Chile, o el de Rojas Pinilla en Colombia, y el Chávez en Venezuela, han sido todos regímenes ignorantes, totalitarios, fascistas, corruptos, opresores y militares, que no han dado nunca paso firme para el desarrollo completo de la democracia en nuestras regiones.
Son pocos los líderes que verdaderamente han querido emancipar a los latinoamericanos cultural y estructuralmente, como lo han sido aquellos verdaderos próceres liberales de nuestra región llamados: Andrés Bello (Venezuela – Chile), José de Vasconcelos (México), José Martí (Cuba), Jorge Eliécer Gaitán (Colombia), Miguel Hidalgo (México), Salvador Allende (Chile) y aun más, José de San Martín durante las épocas independentistas en Chile, Argentina y Perú. Inclusive, el hoy preso político, Leopoldo López podría entrar a ser parte de esta lista de emancipadores latinoamericanos quienes han sacrificado toda su vida por sus pueblos y sus libertades; aunque el espíritu de Leopoldo López, a diferencia de los anteriores, aun vive vigorosamente entre nosotros.
Un legado muy negativo ha dejado un tal Chávez a nuestra América Latina, pero aun mucho más equívoca ha sido la labor del régimen Castrista en el contexto de la historia latinoamericana y sus tácticas y estrategias para oprimir al pueblo Cubano y a su vez, al pueblo latinoamericano. Como un traidor a Latinoamérica, se le podría tildar al régimen Chavista, y más aun al régimen Castrista, si entendemos que desde el régimen Castro- Comunista es desde donde ha nacido toda la violencia, el caos y el odio de la vertiente comunista latinoamericana. Es ese mismo régimen el que ha matado a los socialistas democráticos como lo hizo con Gaitán en Bogotá en 1948 y Allende en Chile en 1973, aunque en Chile, la muerte de Allende fue instigada por el general de ultra derecha Augusto Pinochet.
Son muchos los enemigos de los socialistas demócratas en Latinoamérica, aunque en ella siempre han habido dos corrientes liberales de izquierda en la región. Una, la cual ha sido denominada socialista demócrata, puede ser representada por los José Mujica, Jorge Eliécer Gaitán, Galán y Michelle Bachelet; y la otra, la cual ha sido denominada comunista armada, muy claramente representada por los Castro, Chávez y sus demás secuaces comunistas. La corriente comunista armada siempre le ha tenido envidia de los progresos de la corriente socialista demócrata, porque la socialista demócrata nunca ha necesitado de las armas para llegar al poder; menos aun, nunca ha a tenido la necesidad de establecerse en el poder a través de la fuerza, mas allá de los términos de gobierno que les ha indicado sus constituciones. Y aunque el derecho a portar armas y defender la propiedad privada debe ser un derecho que todo ciudadano de cualquier nación libre debe tener para defender sus integridad física y sus propiedad privada, según lo establece una verdadera constitución republicana, el uso de las armas para llegar al poder viola todos los estatutos democráticos de un estado republicano, e impone bajo el imperio de la violencia y el fusil, el caos frente a las instituciones democráticas, y contra la voluntad del pueblo, que siempre buscara formar una sociedad pacifica, educada, libre y cívica, como toda verdadera república puede llegar a ser. Que viva la democracia, y entendamos que la verdadera revolución, es el triunfo de la democracia. Un grato saludo a los José Mujica, Michelle Bachelet, Jorge Gaitán, Salvador Allende y demás demócratas que han hecho del socialismo democrático, un claro ejemplo de principios, valores y colectividad para una región Latinoamericana que tanto necesita de valores morales, principios judiciales y fortalecimiento de sus democracias. Gracias a todos estos pensadores, educadores y emancipadores, por sus ideas progresivas y sus avances hacia un entendimiento mas claro de lo que una verdadera democracia es.
