El hijo menor del reconocido dirigente del Partido Comunista, José Cardona Hoyos, quien fue secretario del Partido Comunista del Valle y el Cauca, y formó parte del Comité Central junto con Gilberto Viera y Manuel Cepeda, le escribe esta carta al Secretariado de las Farc en La Habana para que aclaren su responsabilidad en el asesinato de su padre el reconocido dirigente comunista.
En su momento el hecho fue muy sonoro porque se entendió como un típico caso de purga dentro del Partido Comunista -a la manera de las prácticas en la Unión Soviética- con el que se castigaba la disidencia ideológica y política que lideró Cardona Hoyos con la línea del Comité Central del Partido que defendía la combinación de las formas de lucha.
El dirigente vallecaucano se oponía abiertamente a que los militantes comunistas actuaran en la legalidad en la plaza pública y los procesos electorales al tiempo que apoyaban la lucha armada. Sus tesis con las que desnudó este comportamiento quedaron plasmadas en el libro titulado: Ruptura: una camarilla corroe el Partido Comunista colombiano. A los dos días de estar la publicación en las librerías, sicarios le dispararon por la espalda cuando salía de la Universidad Santiago de Cali donde dictaba clase el 8 de mayo de 1986.
Este mismo debate se repitió con el surgimiento de la Unión Patriótica cuando nuevamente la cercanía entre las Farc y el recién creado grupo político surgido de los acuerdos de paz de La Uribe en el gobierno de Belisario Betancur, sirvió de argumento perverso para asesinar a decenas de líderes sociales y dirigentes de izquierda.
Esta es la carta a las Farc que José Cardona Jiménez quiere que le respondan. Quiere simplemente saber: “¿Quién mató a mi padre? “:
Cali, febrero 15 de 2015
SEÑORES DEL SECRETARIADO DE LAS FARC-EP:
El 8 de Mayo de 1986 a las 7 y 30 PM yacía muerto JOSÉ CARDONA HOYOS mi padre; a pocas cuadras de su casa, sicarios le dispararon por la espalda durante el trayecto que lo conducía de la Universidad Santiago de Cali, donde enseñaba, hasta su hogar. Hacía 2 días solamente que se había puesto en venta en la Librería Nacional su libro RUPTURA: UNA CAMARILLA CORROE AL PARTIDO COMUNISTA COLOMBIANO.
En diálogo con dirigentes comunistas de la época se me confirmó que fue su libro el catalizador para que las FARC lo ajusticiaran actuando en nombre del Partido con cuyos dirigentes del Comité Central venía de protagonizar serias diferencias desde hacía un buen rato.
El Estado Colombiano se vio obligado a reconocer mi calidad de víctima del conflicto ya que lo demostré en no pocas actuaciones judiciales. El pasado 9 de Abril, fecha donde se conmemora a las víctimas del conflicto, como acto central tuve la oportunidad de hablar de mi padre y su obra en la Asamblea Departamental del Valle del Cauca. Luego intenté hacer parte de las comitivas de víctimas que fueron convocadas a La Habana pero fue imposible.
Antes de que se agote el capítulo de víctimas del conflicto en los diálogos de paz solicito a ustedes un pronunciamiento acerca de su muerte. No olvidemos que se trata del ex-secretario del Partido Comunista del Valle y Cauca y ex miembro del Comité Central del Partido desde 1949.
Quiero reivindicar su nombre pues éste país merece conocer su patrimonio moral, su honradez, su inteligencia y sobre todo su convicción política de demócrata, de hombre de paz.
Siendo ya un viejo dirigente comunista y desde principios de 1970 encuentro en su vasta obra elaboraciones teóricas para combatir tendencias extremistas dentro del partido. En una cita de su libro MOMENTOS DEL COMBATE dice a propósito de sí “DEBEN VOTAR LOS REVOLUCIONARIOS” … “ sólo de una tuertera intelectual puede surgir la idea de que NO HAY POSIBILIDADES LEGALES DE LUCHA EN LA COLOMBIA ACTUAL.”
Mi padre, con su firmeza de combatiente político, con la misma entereza con que denunció como congresista del partido el régimen de Turbay Ayala y las torturas y violaciones de los Derechos Humanos cometidos por los generales Camacho Leyva y Vega Uribe, fue el primer dirigente del Comité Central que señaló la necesidad impostergable de ACABAR CON LA TESIS DE LA COMBINACION DE TODAS LAS FORMAS DE LUCHA PARA ACCEDER AL PODER Y PLANTEÓ LA NECESIDAD DE LA REINCORPORACIÓN DEL MOVIMIENTO GUERRILLERO A LA VIDA CIVIL, anunciando que de no darse tales hechos, el país caminaría irremediablemente hacia el desangre y la violencia a la que asistimos hasta quien sabe cuándo. Pero no lo dijo solamente por hastío de que las discrepancias entre los colombianos no tuvieran otra forma de resolverse que a tiros; él, con su claridad mental supo leer el momento histórico durante el gobierno de Belisario Betancur y no tuvo escrúpulos en aceptar que en ese entonces el país vivía una situación distinta a la que venía padeciendo con Turbay, una situación que apuntaba en el sentido de la democracia con el levantamiento del Estado de Sitio y la abolición del Estatuto de Seguridad. Con una convicción férrea defendió dentro de su partido la tesis que la política de PAZ había que acogerla con rectitud y sin dobleces. Sostenía que LA PAZ no era la simple ausencia de enfrentamientos armados y que ésta no se daría sin superar las ominosas circunstancias económicas, sociales y políticas que venían sufriendo los colombianos.
Para él en ese momento y para ustedes hoy en día LA PAZ radica en que los elementos esenciales contemplados en la Declaración de los Derechos Humanos cobijen a cada uno de nuestros compatriotas. En ese terreno PAZ y DEMOCRACIA se confunden, pues no puede hablarse de la segunda mientras existan hambre y miseria en uno de los países más desiguales del planeta.
“LA HISTORIA ME DARÁ LA RAZÓN” escribió en RUPTURA y se la está dando pues sus detractores y verdugos hoy buscan la convergencia con sus ideas de aquella época. HOY SI SON planteamientos razonables y tangibles. ¿Cuánto dolor nos habríamos ahorrado los colombianos sin su ajusticiamiento y la puesta en práctica de sus ideas dentro del movimiento revolucionario? Como decía su coterráneo y amigo Lisandro Duque “con la muerte de Cardona Hoyos desperdiciamos la oportunidad de insertarnos en la civilización que es el nombre que se le da al respeto y a la felicidad.”
Hoy, sin rencor, sin ningún ánimo de venganza, eludiendo el tema de sangre pues sería un agravio a su memoria de pacifista, de hombre libre y limpio, espero que nuestra patria encuentre el camino de LA PAZ y que LAS FARC-EP reconozcan que JOSÉ CARDONA HOYOS durante muchos años probó su lealtad al pueblo y actuó con valor en difíciles condiciones y sobre todo que su muerte fue un error gigantesco.
Publicado originalmente el: 6 de enero de 2016.