Solo si están convencidos de que para ser figura en Colombia el camino más eficiente es ser "tristemente célebre", como me repetía mi padre, la condecoración a Natalia Springer de manos del señor Fiscal General de la Nación, no es fácil de entender. ¿Será que coinciden los dos en tener un espíritu retador? ¿O será que están convencidos de que en Colombia pasa de todo y finalmente no pasa nada? ¿O partirán de la base de que finalmente los colombianos, ante tantos hechos complejos, perdimos la capacidad de asombro? Sin embargo, la respuesta afirmativa a cada una o a todas estas preguntas no aclara nada.La pregunta sigue en pie: ¿qué será lo que buscan?
Sobre lo que Natalia haga o deje de hacer, ese es realmente asunto de ella y seguramente tendrá sus razones personales que no tiene por qué ventilarlas ante la opinión pública. Eso es realmente su problema en el mejor de los sentidos. Pero lo que sí es importante entender es la actitud del señor fiscal Montealegre. En este país, donde la lambonería es demasiado común, y florece como el coquito en la Costa, se olvida con mucha frecuencia lo que implica ser funcionario público —posición que es más comprometedoraque ser simplemente figura pública—. La diferencia consiste enque el primero recibe unos ingresos provenientes de todos nosotros, con nuestros impuestos. Es increíble, pero esta razón tan obvia con frecuencia se olvida.
Para ponerlo en términos un poco demagógicos, nosotros no los nombramos directamente, pero con nuestros impuestos se financian sus salarios, su seguridad, sus viajes y todas las prebendas que tiene un alto cargo. El argumento es elemental: estas altas posiciones requieren esas compensaciones en dinero y en especie como justificación por las inmensas responsabilidades que asumen y como en el caso del fiscal, por los altos riesgos que él y su familia viven diariamente. Por ello, ocupar estas posiciones es como vivir en una urna de cristal pero con vidrios de aumento. Y entre menores reacciones o citicas se generen, menos difíciles serán este tipo de labores.
Entre las posiciones de derecha recalcitrante del procurador Ordóñez
y estas actitudes del fiscal Montealegre,
queda la sensación de que no vivimos los mejores momentos de estos entes de control
Por eso resulta complejo entender al fiscal, porque con sus actitudes (especialmente esta última, que lejos está de calmar las críticas), lo que hace es aumentarsu exposición al riesgo. Quiéralo o no, de esta manera termina debilitando la credibilidad que un funcionario de ese nivel requiere para ejercer sus labores. El fiscal es un abogado de renombre, con amplia trayectoria, que tiene una inmensa responsabilidad en esta sociedad colombiana tan desajustada. Creer que insistir en un tema tan polémico como son las críticas a investigaciones de Natalia Springer, no resulta fácilmente comprensible.
De todas maneras por razones casi opuestas, la verdad es que entre las posiciones de derecha recalcitrante del señor procurador Ordoñez y estas actitudes del fiscal Montealegre, a muchos les queda la sensación de que no vivimos los mejores momentos de estos dos entes de control. Y eso es particularmente grave en momentos en que el país probablemente entre en una especie de dimensión desconocida donde ojalá se enrumbe esta sociedad colombiana no solo por un sendero de reconciliación, sino que se logre ese Estado que todos soñamos .
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