Kiss Me, el motel más extravagante de Colombia

Kiss Me, el motel más extravagante de Colombia

Amor, sexo clandestino y fiestas desbordadas en medio de diosas, osos polares y leones de mármol en pleno centro de Cali

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diciembre 02, 2015
Kiss Me, el motel más extravagante de Colombia

Si no fuera por las 185 camas que tiene el motel Kiss Me, perfectamente podría ser un parque de diversiones para niños y curiosos del arte. Desde el puente de la carrera 15 con calle 26, en la ciudad de Cali, se ve su descomunal presentación: una diosa Venus -la diosa del amor- de 16 mts de altura, de cuatro toneladas, forjada en hierro, esculpida en yeso y de un valor de 80 millones de pesos.

Cuando Humberto Villegas, el dueño del lugar, la levantó, los vecinos pusieron el grito en el cielo. Inmediatamente acudieron con demandas a las autoridades municipales. De hecho, en el año 2009 la alcaldía de Cali le puso una multa por 10 millones de pesos y la mandó a demoler, siempre aduciendo el peligro que corrían los transeúntes y residentes del barrio Saavedra Galindo en el oriente de “la sucursal del cielo”.

Tres años después las acciones populares aún no han prosperado y la diosa sigue desnuda y esperando a sus lujuriosos visitantes. Los chismosos dicen que Villegas arregló por una “módica” suma con cierto personal de la alcaldía y ahora su homenaje, al amor y la fertilidad, no tiene problemas legales.

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El primer piso del motel fue construido hace ocho años, pero su propietario lleva veinte en el negocio. A “condorito”, como lo conocen en Cali, le dio por diseñar habitaciones particulares. La  primera que hizo fue la Caverna de la Selva, donde mando a diseñar, en yeso, replicas de animales en su tamaño natural. Su idea le funcionó, las ganancias del motel le dieron para levantar el segundo piso y así sucesivamente, hasta hoy tener un imperio de seis pisos. Más de 3000 mts cuadrados de libertinaje y diversión . Su hijo, Edison, dice que a su papá le ofrecieron 2500 millones de pesos por Kiss Me, pero que él está seguro que Humberto por ese precio no lo vendería nunca.

“Condorito” ya no se deja ver por los pasillos de  Kiss Me, pero vive en uno de los apartamento del sexto piso. Su hogar está amoblado con el mismo gusto que ha decorado sus moteles. Villegas viaja mucho, ahora se dedica a pasear, mientras que sus cuatro hijos, con diferentes mamás, se dedican a manejar el negocio. De sus viajes radica gran parte del concepto de Kiss Me, siempre que llega de ellos trae un souvenir para decorarlo o para mandar ha esculpir algo que le gustó. En palabras de sus amigos: para dejar un pedazo del mundo en la sucursal del sexo.

Al “jefe” como le dicen sus trabajadores,  lo consideran de buen humor, bohemio, un poco mujeriego, pero de bastante responsabilidad con sus empresas. Él mismo asesora a su ejercito de escultores, un grupo de jóvenes que saben el arte del yeso, a los que les dice qué figura quiere, cómo la quiere, de qué dimensiones y de qué colores.

Al pie de la fachada de Kiss Me, por la carrera 17, se asoma: una especie de mausoleo chino; un reino que contiene leones, cocodrilos, simios y hasta panteras; una replica del coliseo romano; un pino  de 15 metros; y varias diosas míticas.

El motel tiene dos entradas. Una para carros particulares y otra para taxis. El patio que recibe a los vehículos particulares es un mosaico de Colombia hecho en grandes dimensiones. En el se mezclan las fachadas de una iglesia colonial, de una casa paisa, de una boyacense y hasta un rincón costeño.

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Entrar al pasillo de habitaciones y cavernas, es como entrar a conocer la historia del arte pero en un museo de neón. El primer piso contiene las cavernas sencillas. Habitaciones que van entre los $23.000 por 4 horas, hasta los $30.000 con amanecida. Ahí predominan las cavernas árabes, las mexicanas, las rusas, las italianas y las chinas. Todos estos nidos de amor cuentan con su respectivo baño, ducha, televisor con el canal de porno Venus, equipo de sonido y un kit de toallas y objetos de aseo. Los objetos en todas las habitaciones están asegurados contra robo, pues, según los mismos empleados hay clientes que se llevan hasta los rollos de papel higiénico. El caso más anecdótico es el de un cliente que se estaba llevando un juego de sabanas pero lo delato su diminuto maletín.

Los leones y tigres abundan por los pasillos cuidando con su mirada el imperio de “Condorito”. La diosa venus no es la única escultura de grandes dimensiones, justo al frente de la recepción, dentro del motel,  hay un monumento al falo de cuatro metros de altura traído del Perú. Dentro del ascensor que conduce a los demás pisos hay un loop comercial con la voz de un reconocido locutor de Cali que dice: <<La naturaleza y Kiss Me son tu compañía ¡Disfrútalos!>>.

Si se quiere disfrutar de más naturaleza y de más arte, se sube de precio y se sube de piso. En el segundo y tercer nivel se encuentran las cavernas con turco o con sauna, un plus para que el cliente sude más amor.  De $35.000 a $45.000 se debe pagar y si la cuestión es de hacer realidad un ménage à trois la persona adicional vale $11.000.

Los tríos y el sexo en grupo nunca faltan. Para eso están las cavernas presidenciales o las VIP. Su espacio es más amplio pero se vuelven más exóticas. Hay una presidencial perfecta para los que gustan de los toros, los cachos y la fiesta brava,  La Caverna Española. La cama esta hecha  en forma de rotonda donde se hacen grandes corridas. Para la otra cuadrilla, hay una maquina del amor hecha en forma de toro, para que la mujer se coja de los cachos y tiente al torero.

Otra de las habitaciones presidenciales más solicitadas es la Caverna Argentina. En ella Maradona sonríe viendo la táctica sensual de los calientes jugadores, Riquelme es el 10 del voyerismo, mientras que la banda sonora atraviesa los bafles que rodean el cuarto; tangos interpretados por el dandi Carlos Gardel. Cuenta uno de los administradores que la cuenta más cara que se ha pagado en el motel, salió del cuarto argentino. La casualidad radica en que el hombre que la pagó fue un famoso jugador de futbol, quien entro con tres mujeres, duró tres días encerrado, se tomó varias botellas de whisky, se alimentó a la carta y canceló más de dos millones de pesos. Por obvias razones de privacidad el trabajador pidió no mencionar el nombre del deportista de alto rendimiento, pero hasta ahora el recepcionista estaba sorprendido  por la capacidad de largo aliento de aquel célebre mediocampista.

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En Kiss Me se venden 1000 condones mensuales. Es decir que en sus camas se evitan más de 12 mil nuevos clientes al año. Prueba de ello es que un par de veces se han tenido que destapar las cañerías del sitió, por aquellos clientes imprudentes que tiran  los preservativos por los retretes de los cuartos. Los látex usados van a parar a bolsas exclusivas de reciclaje, junto a consoladores desechables y a todo lo que haya sido usado en las mañanas, tardes y noches de pasión.

Los inventarios del Sex Shop, dicen que lo más vendido es el Sildenafil, cómo se conoce a las pastillas de Viagra genérico que no necesita formula medica en Colombia. Al mes, un promedio de cien hombres con alguna disfunción eréctil o con ganas de experimentar las bondades del producto, compran, por $7.000 pesos, la pastilla del amor. Otros productos de alta demanda son los consoladores, las gotas excitantes que se aplican en el clítoris de las damicelas y las pastillas del día después.

El “cliente exigente”, como lo llaman los operarios de este parque del amor, puede pasar un buen rato pagando el combo de 200 mil pesos en la mejor caverna que existe en el motel, el iglú. Una replica exacta de una casa polar, con osos, montañas de yeso en forma de hielo, un jacuzzi con agua helada, el aire acondicionado a temperatura extrema y su respectivo tubo para pole dancing. El kit viene con una caneca de Ron de 350 ml, dos bebidas energizantes, un paquete de cigarrillos, dos condones y una picada de carnes.

Con un promedio de 100 servicios diarios y 300 el fin de semana, el propietario del motel tiene para pagar cómodamente los 80 empleados que rotan por esta empresa en turnos de 12 horas. Mucamas, recepcionistas, porteros, vigilantes, aseadoras, lavanderas, cocineros, meseros, valet parking, auxiliares técnicos, contadores, y hasta masajistas: ven entrar y salir gente de todas las clases. Las lavadoras industriales del sitio, higienizan más de mil juegos de cama a la semana, las maquinas se gastan 250 kilos de jabón, 30 litros de desmanchador, 30 de blanqueador y 30 de suavizante para no dejar ni un rastro de las mieles del amor.

Hasta las empresas de servicios públicos se ven beneficiadas con el imperio de “Condorito”. Los gastos en energía, agua y teléfono sobrepasan los 15 millones de pesos mensuales. Los vendedores de “jabón chiquito” o jabón de tocador dicen que, en Cali, su mejor cliente es Humberto Villegas y su par de moteles.

“El diablo”, uno de los taxistas que se parquea diariamente a esperar carreras en las afueras de Kiss Me, dice que a “Condorito” lo tienen que estar esperando la diosa Venus y Baco, para montar otro motel igual a este en el mismísimo Olimpo.

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