En su última proclama, ya no falta mucho para dos siglos de ella, el Libertador nos prevenía contra el más grave peligro que corre una sociedad, que no es la demagogia, ni siquiera la dictadura. Nada es peor que la anarquía, que atenidos al origen griego de la palabra significa ausencia de gobierno. Cuando nadie manda, todos quieren mandar.
¿Quién manda en el tema que llaman de la paz?
Hace ratos se supo que no era Santos. Se pensó que De la Calle. Mentiras. Solo tiene papel de loro parlanchín. Se volvieron los ojos hacia Jaramillo, el que nunca quiso contar qué cosa aprendió en dos años de estadía en la Unión Soviética. Pues tampoco. El que manda es Enriquito, el amigo de Bateman, el comunista de hace casi 50 años. Comunista y oligarca, la peor especie conocida. En suma, que muchos pretenden mandar y nadie manda.
¿Quién manda en el tema del narcotráfico?
En este nido incuban huevos las serpientes venenosas que matan la República. Y nadie manda para destruirlo. No hay bombardeos contra las legiones de bandidos que protegen los cultivos; no hay aspersión aérea; no hay erradicación manual; no hay extradición; no hay combate contra Farc y Bacrim; no hay extinción de dominio; no hay política contra el microtráfico que se engulló la juventud. No hay nada. Porque no hay autoridad.
¿Quién decide la suerte de nuestras Fuerzas Militares?
Un general le rinde honores a Timochenko en La Habana; se acabó la aviación; se acabó el servicio militar obligatorio; se acabó la doctrina; se acabó el coraje, porque no hay quien inflame el corazón de los soldados. Y no hay presupuesto para mantenerlas. La anarquía.
¿Quién manda en la infraestructura?
Nadie sabe cómo se llama la señora Ministra del Ramo. Porque parece que el que manda es Vargas Lleras. Pero va demasiado lejos y los suyos empiezan a decir que es el hombre de la chequera. Y le tocan el orgullo al Narciso, que dice la chequera suya. Suponíamos que el gasto público lo ordenaba el Congreso. Así es en todas las democracias. Aquí no. Ni ejecuta el ministro de Hacienda lo que le manda el Congreso. Aquí, en la anarquía, todos se pelean por una chequera abierta en cuenta sin fondos.
¿Quién maneja el tema económico?
El ministro de Hacienda, quien preside la Junta del Banco de la República, está de acuerdo en subir las tasas de interés para combatir la inflación. Protesta el Presidente, dicho sea de paso el peor ministro de Hacienda que tuvo Colombia. Le aterra la recesión que se viene encima, y prefiere un poco más de inflación. Pero no protesta contra una carga tributaria que ahogó el empresariado colombiano. Pero al Ministro sí le parece excesiva la tributación. Pero el posconflicto necesita plata y nada más fácil que una nueva reforma que valga cuatro puntos del PIB. ¿Al fin qué? Al fin, nada. Es la anarquía.
El posconflicto necesita plata
y nada más fácil que una nueva reforma tributaria
que valga cuatro puntos del PIB
¿Quién maneja la salud?
Los colombianos pobres se mueren al pie de hospitales quebrados porque las famosas EPS no les pagan. Se cierran los centros de atención a los niños que se mueren de cáncer. Se cierran los centros de medicina especializada. Los hospitales mendigan. Los médicos protestan. Millones de colombianos amenazados de inasistencia total por las quiebras de Saludcoop y Caprecom. Pero silencio. La primera es tierra prohibida, porque pertenece a Vargas Lleras. Y por la segunda no se pregunte mucho. Salta pus hasta los campamentos del Partido de la U. El del Presidente. La salud es reflejo fiel de la anarquía.
¿Quién manda en Minas y Energía?
Nadie. Al despistado Ministro se le perdieron catorce billones de pesos que los colombianos pagamos para precaver emergencias y no se le ocurre otra cosa que subir las tarifas que debían mantenerse estables en las emergencias. Y la minería es el peor desastre ecológico del mundo. Y nadie protesta porque los depredadores son los de las Farc, de la entraña ellos del Presidente y su hermano Enriquito. La anarquía.
¿Quién se ocupa del medio ambiente?
Nadie. El Ministro es patético, dicho sea con perdón de persona tan querida. Y tan inútil. Apenas da estadísticas de las hectáreas de bosque destruidas cada año por los narcos que nadie controla. Y de los ríos destrozados por la minería ilegal. Y de los parques naturales que la delincuencia protegida por el gobierno convierte en basureros.
Nos queda por preguntar quién manda en el campo. Pues las Farc con sus extorsiones y el Superintendente encargado de destruirlo en retaliación por unos imprudentes aplausos.
¿Y quién contrata a Natalia Springer con la platica de todos nosotros? Pues su novio, el viceministro de Vivienda. En las anarquías, los novios contratan a sus novias, con cargo al presupuesto. Porque la anarquía también es el reino de la corrupción.
Publicada el: 17 ago de 2015