Si hay un político que, sin necesidad de inscribirse, se sentía ganador en las pasadas elecciones, ese era el excongresista Roberto José Herrera Díaz. Por eso resulta normal que ‘el Loco’, como le dicen en Pivijay, saltara de la emoción y se colgara del escenario como loco en las parrandas vallenatas que, a nombre de su hija, dio gratuitamente para el pueblo que la eligió.
http://www.youtube.com/watch?v=uz-5Y47lhnM
Pa’ los gatos que no se ubiquen, Valentina Herrera, hija del excongresista, que además es uno de los caciques del Magdalena, obtuvo la mayor votación a la Asamblea del departamento pese a ser apenas una joven de 22 años.
Pa’ que ustedes analicen y comparen, esta candidata primeriza, de la mano del papá y sus amigos, logró una votación histórica al mejor estilo de lo que Los Conejos lograron con el Mello Cotes en el año 2007, cuando llevaron a un inexperto y total desconocido de las problemáticas del Magdalena a obtener la máxima votación del departamento con una maquinaria gigantesca y bien aceitada a sus espaldas.
A punta de parranda, mercados y volteos de arena para la gente –prácticas comunes de compra de conciencias en época electoral que no figuran en los reportes de gastos al CNE- el excongresista Herrera logró lo que podríamos llamar una diálisis política: purificó la sangre de su clan, bastante contaminada no solo por sus múltiples investigaciones en la Corte Suprema de Justicia, sino además por los cuestionables antecedentes de sus amigos más cercanos, de quienes él mismo reconoce, son paramilitares despojadores de tierra (Si no me crees que él mismo lo dijo, escucha desde el min 27):
Uno de esos “tres amigos” de los que hace referencia Roberto Herrera es Ramón Prieto Jure, conocido como 'Moncho' Prieto, o 'el Indio', un exalcalde de Pivijay que no tuvo ningún inconveniente en desmovilizarse en calidad de comandante de las filas del paramilitarismo (también firmante de los pactos de Pivijay y Chivolo) y quien figura en documentos oficiales del Gobierno como un "despojador de tierras de campesinos de Remolino", que se vieron obligados a vender sus predios a precios ínfimos por presiones armadas.
Ustedes me podrán decir que el exalcalde Moncho Prieto es un hombre nuevo y resocializado, y que tiene el derecho de haber apoyado a su amigo Herrera en la aspiración política de su hija… Pero es que solo basta con poner la cédula del hombre en las bases de dato públicas para constatar que, tras una reciente sentencia de la sala penal del Tribunal de Santa Marta, fue condenado por el delito de concierto para delinquir. Lo que explica el porqué, repentinamente, pasó de las plazas públicas al anonimato y al perfil bajo. ¡Y eso que es solo uno de los tres amigos!
¡Seamos sinceros y dejémonos de pendejadas!, que los magdalenenses estamos siendo testigos –y en muchos casos partícipes– de cómo en nuestra región las caras cambian y se rejuvenecen, pero en las zonas que en el pasado estuvieron presas por esa irregular relación de política y paramilitarismo, parece que las cosas no hubieran cambiado mucho. ¡Los protagonistas siguen ahí! Como lo dice el nombre de este blog: ¡Esto mejora pero no cambia!
Mientras tanto, el excongresista tiene motivos para -dos semanas después de las elecciones- seguir celebrando con pólvora y descamisado por las calles de su pueblo–en compañía de quienes se hacen llamar los Estrellita- pues si antes tenía el derecho polítiquero de hacer de la Secretaría del Interior del Magdalena su propio fortín pivijayero, ahora, con la ficha de su diputada histórica, seguro que ya tendrá el derecho a quitarle varios pétalos a esa Rosa.
¡Pero todos tranquilos! Qué a todo lo malo hay que verle lo positivo… Y lo positivo en mi acabado departamento es que -al menos en la Asamblea- los delfines de la parapolítica y la gobernadora que nos tocó están cortados por la misma tijera. ¡Se entenderán muy bien!