Les toca el turno
Después de la tremolina que se montó alrededor de la persecución despiadada a la economía vallecaucana sancionando a los ingenios azucareros (lo que casi le cuesta la gobernación a la santista de Dilian), en el mundillo bogotano antiprovinciano se apuesta a quien le irá a tocar el siguiente turno en las determinaciones del super Robledo. La lógica indicaría que siguen los cementeros, porque ellos si cumplen con el perfil de “cartel” que les ha querido endilgar el gobierno Santos. No irían todavía ni los del papel higiénico, ni los de los pañales, ni los de los cuadernos porque en esos tres bandos hay también empresas vallecaucanas muy pesadas como Carvajal y Tecnoquímicas, a quienes tal vez Santos dejaría sancionadas de postre ilusionante y anticapitalista a las Farc si firman el acuerdo final en La Habana.
Bandera blanca
El nombramiento de Jorge Mario Velázquez al mando de Inversiones Argos la han tomado los duros de Cali como una señal de bandera blanca en el enfrentamiento a que Nutresa y sus aliados multinacionales llevaron al Grupo Empresarial Antioqueño con los vallecaucanos. Dentro de la estructura de telaraña medioeval que tiene el GEA, Inversiones Argos había terminado por ser la guía del grupo paisa con el doctor Vélez a la cabeza. Ahora Jorge Mario, de un temple muy definido pero con un temperamento conciliador aunque vertical en los preceptos que ha profesado siempre, simboliza confianza no solo a los aporreados azucareros de que la pelea no va a continuar sino especialmente para las familias vallecaucanas que son accionistas poderosos del GEA y que han quedado en una incomodísima posición. Su gestión habrá que seguirla entonces con mucha atención porque puede, además, resultar valiosísima para el posconflicto en el que Nicanor los había convencido que actuaran.
¿De la Calle sin apoyo?
La velocidad que han tomado los episodios de la paz no nos han permitido ver la disyuntiva en que han dejado a Humberto de la Calle, el jefe de la delegación del gobierno Santos en la mesa de La Habana. El hecho de que él hubiese firmado el discutido documento de la justicia con el asterisco de “en trámite”, lo colocó al otro lado de las Farc, que ya no lo miran igual. Ese gesto valiente, al mismo tiempo, lo hizo situarse del lado de Washington, que según Wikileaks, vetó tres puntos del publicitado acuerdo que todos creímos aprobado de verdad. Pero como ya se vislumbran las astucias de los liberales samperistas, dilatando la reforma constitucional en manguala con los uribistas, y a la vez haciendo crecer los rumores de colocar a Simón como el candidato liberal que rivalice con Vargas Lleras, la Casa Gaviria, que siempre ha apoyado a De la Calle como la opción presidencial del posconflicto, dubita sobre la conveniencia o no de seguirlo apoyando.
