Indígena y aborigen son términos muy utilizados en las ciencias sociales y humanas, pero no son semejantes (sinónimos), ya que el primero se refiere a una población originaria de un territorio, que se opuso a la colonización, en cambio, la palabra aborigen viene del latín “aborigĭnes”, así se le llama al habitante de un lugar cuya cultura predominó en un determinado tiempo y que dio lugar a otra diferente, por tanto, no sobrevivieron a la expansión mundial.
Según cifras oficiales, en Colombia existen 1´378.884 indígenas (DANE, 2005); es decir, 87 pueblos que representan el 3.4 % de la población colombiana, en contraste con las cifras que presenta la ONIC (Organización Nacional Indígena de Colombia), quienes reconocen 102 pueblos, de los cuales, 18 están en peligro de extinguir.
Los pueblos indígenas en Colombia están distribuidos en la mayor parte del territorio nacional, pero, en los departamentos donde predominan son: Vaupés, Guainía, Guajira, Vichada, Amazonas, Cauca, Nariño, Córdoba y Putumayo. Cabe resaltar que en el Tolima también hay predominio indígena, un ejemplo de esto son: Coyaima y Ataco, en este último se encuentra la Comunidad ICO del Valle de Anape. Cada comunidad indígena tiene constituido un sistema de gobierno (político), económico, judicial y cultural; al igual que la sociedad contemporánea, existe una jerarquización en la que un cacique, taita, mamo o cómo se le llame, además de representar y defender los derechos e intereses de un resguardo, también es el que impone castigos a aquellos que infringen las leyes ancestrales. Cabe resaltar que ellos también tienen su propio lenguaje.
Los panches fueron un pueblo indígena que habitó las riveras del río Magdalena, parte de Fusagasugá hasta el Río Gualí, en el municipio de Honda; se considera que la cultura era igual a los caribes, pero lingüísticamente no eran similares. Según los historiadores, todo giraba en torno a la guerra, ya que eran caníbales, lo que les dio capacidad para crear herramientas de defensa como: mazas, macanas, arcos, flechas y dardos , a pesar de eso, eran muy amantes de la naturaleza tanto que, grabaron en varias piedras (petroglifos), en los que daban a conocer su pensamiento y religión, a propósito, ellos dibujaron un sol en el cual podían contar los meses del año y sus días (calendario), también crearon grietas que les permitía determinar la lluvia (pluviosidad), en cuanto a cocina, ellos cultivaban granos: específicamente maíz, utilizaban una roca para moler los granos.
En cuanto a su organización política y social, previamente se mencionó que cada pueblo indígena (existentes) y aborígenes (extintos) tienen o tuvieron una jerarquía, no era el caso de los panches porque eran tribales, aunque se ha descubierto documentos en los que destacaban a Bituima: hombre sabio y gran capacidad de convicción, fue un estratega militar que puso en jaque a los españoles hasta derrotarlos, en lo social, estaban ubicados en zonas de alta montaña y difícil acceso para protegerse del enemigo, no se casaban con los de la misma tribu porque todos se consideraban hermanos, es decir, eran exógamos.
En conclusión, nosotros los occidentales consideramos los indígenas como seres atrasados, ya que no están a la vanguardia, solo por su vestimenta y costumbres los juzgamos sin tener en cuenta que todos somos descendientes de ellos, gracias a esos pueblos, hoy en día existe todo, pero que los contemporáneos no valoramos lo que han hecho por nosotros, la colonización y demás procesos generaron el sincretismo cultural, ya que en Latinoamérica hay variedad de razas (mestizaje).
La invitación es a sentirnos orgullosos de ser hijos de indígenas: los verdaderos dueños de este mundo que hemos contaminado por falta de sentido de pertenencia e identidad