“Las complejidades Sociales, Políticas y Económicas detrás del paro del 19 de Agosto lo convierten en una vorágine que parece no amainar en el corto plazo”.
Vorágine, una incontrolable sumatoria de inconformidades ha llegado a su punto más álgido, sectores de origen político disímil han convergido por inercia ante la ausencia de alternativas: Camioneros, Cacaoteros, Arroceros, Sectores ligados a la Salud, Campesinos sin Tierra, Educadores, Ganaderos, Mineros, Jóvenes, Estudiantes han decidido salir por todos los rincones de Colombia a protestar por la ausencia de soluciones de fondo a sus problemáticas particulares que en conjunto denotan un mal clima general.
Radiografía del paro: Los paliativos gubernamentales vía subsidios atacan ciertos síntomas de esta bomba social pero no la enfermedad. Las políticas defendidas y ejecutadas por el “Gobierno de las locomotoras” encabezadas por los TLCs, la famosa regla fiscal, los altos precios de los combustibles, y la solución cosmética al problema histórico de la tierra han terminado por juntar en una misma orilla a sectores políticamente disímiles, antagónicos, rivales.
La histórica macartización ha salido una vez más a flote. Las declaraciones del ministro del Interior y del ahora Ministro para el diálogo social, Luis Eduardo Garzón (http://alturl.com/xems3), replican el acartonado libreto histórico de los sucesivos gobiernos de Turno: El terrorismo está ligado a la protesta social. La reelección, el juego a 4 bandos, la dictadura de la imagen y las encuestas han terminado por acorralar a un Juan Manuel Santos cada vez más débil, víctima de su propio juego, con la chequera del estado en sus manos pero sin mariscales audaces que se la jueguen por su suerte hasta el último suspiro. Los tiempos del fin del conflicto parecen no coincidir con los del calendario electoral de 2014.
El Uribismo recalcitrante se reinventa a través del paro haciendo de la amnesia y la confusión sus principales armas de guerra, convirtiendo en toda una declaración de principios y acción una de las frases célebres de uno de sus principales ideólogos, el célebre José Obdulio Gaviria “En la política y en la guerra el engaño es virtud”. De represores, retardarios, neoliberales y estigmatizadores en su función al frente del país durante 8 años, Uribe y su séquito se han empeñado, en esta versión 2013 en reenchaucharsen ante la opinión pública como los “Adalides de la Democracia abanderados de una nueva generación política, plural y de Centro” intentando eufemísticamente omitir cualquier tipo de responsabilidad en la situación actual, azuzando el paro, lanzando una ofensiva con el objeto de dividir, desestabilizar. El poder y el tono de los mensajes son lo único que los separa del actual mandatario.
En otro campo de batalla, en los fríos cuarteles del ejercito, la guerra se vive día a día mientras en los clubes militares se sigue conspirando a tientas, a espaldas de la democracia. Derrocar a Santos no es la intención final, socavar el éxito de un eventual acuerdo de paz parece ser la verdadera directriz. El relevo reciente de parte de la cúpula militar (http://alturl.com/p83ja) por parte del ejecutivo traduce una conjetura que a lo lejos parecía conspirativa y que se ha convertido en un hecho consumado.
La Izquierda este Lunes y Martes buscará canalizar el descontento para jugar políticamente, las Centrales Obreras demostrarán su fuerza al igual que la Izquierda Social (Que tiene en la Mesa Nacional Agropecuaria y Popular de Interlocución y Acuerdo –MIA (http://alturl.com/gkqmm) Nacional su principal fortín popular en este paro) mostrando su capacidad de convocatoria para alertar a los sectores de poder o simplemente para pasar desapercibidos.
A diferencia de otros paros históricos -Como el de 1977 por citar algún ejemplo- el de Agosto 19 y 20 está representada por una base social menos urbana, más de raigambre rural, más situado cerca a ese país lejano al que Santos intenta no referirse para centrar sus esfuerzos comunicacionales y de estrategia electoral en la maleable clase media, esa a la que acertadamente María Elvira Bonilla sitúa en su columna de hoy (http://alturl.com/3x922) de El Espectador en la franja indiferente del zapping televisivo: “Da igual que sea en el Catatumbo, en el Cauca, en el Caguán, en Estambul o en El Cairo. Para el televidente indiferente resultan lo mismo los indignados españoles que los campesinos colombianos, ambos tomándose las vías públicas en medio de pancartas y consignas buscando ser oídos. Esfuerzos inútiles que sólo estimulan a cambiar de canal, con lo que evitan hacerse incómodas preguntas” alude Bonilla.
Finalmente es preciso indicar que la síntesis de toda esta vorágine circunscrita al paro parece estar perfectamente resumida en una frase de Luis Sandoval con la cual coincido y que se convierte en el epílogo, en la conclusión de fondo perfecta de esta sumatoria de hechos, acciones y reacciones desencadenadas “Sin paz no hay futuro, sin reformas no hay paz, sin movilización no hay reformas, sin audacia todo sigue igual. La paz social y la paz política necesitan los cambios”.